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martes, 26 de enero de 2016

Sufrimiento que bien vale una final


La primera semifinal de la Capital One Cup necesitó de la prórroga y los penaltis para decidir al primer finalista del torneo. El Stoke consiguió remontar el 0-1 de la ida ante el Liverpool gracias a un tanto de Arnautovic y el encuentro se fue hasta el lanzamiento desde los once metros para dar el billete a los reds con un estelar Simon Mignolet, que detuvo los disparos de Peter Crouch y Marc Muniesa.

El conjunto local, con la ventaja del partido de ida (0-1) empezó dominando el encuentro y no parecía tener grandes dificultades. Sin embargo, el Stoke se animó con el paso de los minutos y Mignolet vio peligrar en dos ocasiones su portería antes de que el marcador se inaugurara finalmente. Cuando moría la primera mitad, el Stoke hizo saltar las alarmas en Anfield. Marco Arnautovic culminaba, en posición dudosa, una rápida transición ofensiva de los potters que igualaban la eliminatoria.

En la segunda mitad, los reds se vieron dominados por un conjunto valiente, sin tapujos. La movilidad de Bojan hacía daño a los centrales pero las ocasiones no eran claras. Klopp dio entrada a Benteke en busca del gol que evitara la prórroga y los reds se estiraron más. Flanagan pecó de su condición de lateral al no saber resolver con un balón en el área pequeña mientras Benteke pedía penalti en el suelo. El Stoke aguantó la machada final del Liverpool y se llegó al tiempo extra.

Firmino avisó a los pocos segundos y Benteke parecía estar un escalón por encima de la defensa visitante pero el Liverpool no podía superar a Butland y, como un dejà vu de la primera mitad, el Stoke volvíó a tener la más clara. Crouch peinó un balón largo y dejó solo a Van Ginkel, que se topó con la madera para alivio de los presentes en Anfield. El cansancio de ambos conjuntos parecía tener un final irremediable. El reloj corría y las carreras se desvanecían a medio camino, salpicadas por el dolor muscular de casi dos horas de batalla. Y sin hacer nada, el Stoke ejerció de equipo británico y rozó el milagro con dos acciones de Crouch y Van Ginkel. No hubo tiempo para mucho más, la eterna lotería de los penaltis decidiría.

Mignolet adivinó el lanzamiento de Crouch y Can le devolvió el favor a los potters estrellando su disparo al palo. Tras un intercambio de goles, Muniesa volvió a toparse con el guardameta belga en el séptimo, dejando vía libre a Joe Allen para sellar el pase a la final. Everton o Manchester City acompañarán a los reds en Wembley.

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