Encuentro de poder a poder entre dos escuadras que quieren ir a más en esta Premier League. Un gol para cada lado deja con mal sabor de boca a todo aficionado de ambas escuadras. El primer triunfo de la era Klopp tendrá que esperar. Con el sepulcral y a la vez majestuoso "You´ll never walk alone" arrancaba el último partido de la décima jornada de la Premier League. Consignas claras de Jürgen Klopp a los suyos desde el inicio: toque para formar la jugada y presión al rival tras pérdida. En el otro lado, la fuerza física del keniata Wanyama mezclado con el desequilibrio de Tadic y Mané, más el gol de Pellè, eran las cartas saints expuestas sobre el tapete de Anfield.
Con estas credenciales, los primeros 20 minutos de partido transcurrían por derroteros un tanto soporíferos. Soporífero en la Premier significa intensidad, lucha y corazón, pero olvidando la portería rival. Mucha gente en el centro del campo, abortaba todas las intentonas de ambas escuadras. Llegaba la media hora de partido y el último pase, ese que dan los cracks de este deporte para dejar solo al delantero, no hacía acto de presencia. El desmarque de ruptura tampoco. La mejor oportunidad se hacía esperar y hasta el minuto 38 no aparecía. Una falta al corazón del área red, la remataba Virgil en escorzo para obligar a Mignolet a realizar una buena intervención. Susto de enjundia para la parroquia local. Dos minutos más tarde, cuando por fin corría el balón y no los futbolistas del Liverpool, aparecía Alberto Moreno por banda izquierda para protagonizar la mejor ocasión del Liverpool. Gran combinación de los de Klopp que proporcionaba al ex sevillista un tiro franco dentro del área. Desafortunadamente para ellos, su disparo se marchaba por encima del arco de Stekelenburg. Flojo primer acto.
El técnico alemán se daba cuenta de los problemas en ataque y desde el comienzo del segundo acto Benteke era el elegido. En este caso, Origi era el sacrificado. En un par de minutos, dos ocasiones de peligro para el atacante belga. Otro Liverpool salía de vestuarios. Antes de la hora de juego, un incombustible Alberto Moreno hacía estragos por banda izquierda erigiéndose como autor de otro disparo peligrosísimo que milagrosamente se perdía rozando el palo izquierdo del guardameta visitante.
Anfield animoso, como siempre, veía cercano el primer gol de los suyos. El español, estandarte tanto en defensa como en ataque. Sin jugadores con desborde, los laterales se vuelven claves para el esquema de Klopp. Los pupilos de Koeman, esperando su oportunidad. Sensación de peligro constante al acercarse a los dominios de Mignolet. Más artillería para los últimos 25 minutos. Firmino acompañaría en el ataque a Benteke en detrimento de un ex saint como es Lallana. Coutinho y Milner no aparecían en Anfield hasta que el inglés, en el minuto 77, pondría un gran centro desde lejos para que Benteke superara a su marca, Fonte, y con un gran cabezazo abriría el marcador. Primera carrera de Klopp por la zona técnica local. Pero poco iba a durar la alegría en Liverpool. En el 85', una jugada por banda derecha visitante, acababa en gol de Mané. El senegalés remataba en el segundo palo un centro que se envenenaba después de tocar en Mignolet. Tercer gol del '10' en esta Premier que sería expulsado por doble amarilla en apenas 3 minutos. El partido no daba para más. Empate con poco fútbol. Tablas justas.
El Liverpool acaba la jornada con 14 puntos, noveno, igual que su rival, en este caso octavo por mejor diferencia de goles.
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