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Tras la eliminación de la Europa League, el Liverpool quería darle una alegría a su afición y más si jugaban en su fortín, Anfield Road. El partido empezó bien para lo locales. Los de Manuel Pellegrini quisieron hacerse dueños del cuero desde un principio, pero este le duró bien poco. Los reds fueron cogiendo las riendas del partido y, con ello, rompiéndolo como suele ser habitual en ellos. Así Lallana mandó el primer aviso por medio de un disparo a bote pronto que detuvo Joe Hart con muy buenos reflejos.
Pero en el segundo remate los reds no perdonaron. Henderson recogió un balón en la frontal del área y, tras recortar de fuera hacia dentro, mandó un disparo que se acabó colando en la escuadra de un Joe Hart que nada pudo hacer. El City sufrió unos minutos de asedio, pero lo aguantó bien para esperar a su oportunidad, que llegaría minutos después con una sublime combinación entre Sergio Agüero y Edin Dzeko que el bosnio no dudó en finiquitar con un tanto. El pase del 'Kun' entre líneas fue de pizarra y el bosnio no lo desaprovechó.
La segunda mitad, con el 1-1 en el electrónico, empezó con un Liverpool dispuesto a hacer pesar sobre el City la maldición de Anfield, donde llegaba tras 11 partidos de Premier League sin ganar. Las internadas de Alberto Moreno hacían mucho daño a Kolarov y Mangala, mientras que Lallana se seguía desesperando con sus fallos delante de Hart. Pero fue Coutinho el que, emulando a su compañero Henderson, marcó un gran gol por la escuadra, un tanto que deja a los vigentes campeones del título liguero muy tocados.
El Manchester City lo intentó con más ganas que fuerza ante unos reds que no se dejaron sorprender en ningún momento hasta que el colegiado pitó el final del encuentro. La maldición de Anfield perdura tras 12 encuentros de Premier League sin saber lo que es ganar.
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