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martes, 9 de diciembre de 2014

A la orilla del boleto


Que no está siendo una era post-Suárez sencilla era evidente antes de desarrollarse el encuentro. Hoy era la noche clave tras la marcha del uruguayo, era la noche en la que el Liverpool debía hacer imperar su historia en Europa, solo valía ganar. Pero no pudo ser, sufrió Anfield y a los reds les tocará saborear el placebo de la Europa League, con todo lo que costó su regreso a la máxima competición continental cinco años después. 

No se sabe si por las ausencias, no se sabe si por el bajo rendimiento de algunos o porque Rodgers interpretaba que el partido necesitaba de algo diferente, pero el once con el que salieron los reds fue cuanto menos extraño. Gerrard, Allen, Lucas y Henderson formaban un centro del campo con saturación de medios puros. Con Gerrard en la mediapunta y Henderson escorado a la izquierda, el Liverpool se mostró impotente durante toda la primera mitad, ante un Basel bien plantado y que defendía con solvencia el ataque posicional que planteaban los locales. 

Muchos mediocentro, pero también muchos problemas a la hora de sacar el balón. Ahí es donde hizo daño el conjunto suizo, robando y mostrando una enorme calidad a la hora de mover y llegar desde tres cuartos. En una de esa llegó el momento que puso los vellos de punta a todo aficionado red en las gradas de Anfield. La tocaba el cuadro de Paulo Sousa en la frontal ante la pasividad del Liverpool , y Frei se sacaba un tremendo latigazo para sorpresa de Mignolet. Se complicaban más aún las cosas para los de Rodgers, que lejos de volcarse en busca del empate continuaban espesos, sin ritmo y sufriendo las acometidas suizas. Cerca estuvieron los visitantes de aumentar la renta, en un primer tiempo brillante de los Derlis González, Gashi o Zuffi. 

Debía reaccionar Rodgers en el descanso y lo hizo con una modificación importante. Retiraba a Lambert del campo y daba entrada a Markovic, por lo que ese juego más de referencia que no logró hacer el punta inglés en la primera mitad cambiaba por completo. Que la suerte tampoco iba a acompañar al Liverpool en la noche necesaria se vería reflejado poco después con la expulsión del propio Markovic. El serbio daba un manotazo a Safari y el colegiado lo mandaba directamente al vestuario, dejando a los reds más si cabe contra las cuerdas. 

Quería Anfield, anhelaba la épica, quiso el de siempre, el mito. Ante todo, apareció Gerrard para lanzar una falta magistral y para soñar con unos últimos diez minutos de magia, de puro fútbol en el templo red. Pero el destino decidió que no era esa noche. En un grupo en el que no debían pasar demasiados apuros, el Liverpool se queda sin alcanzar los octavos. Enorme mérito de los de Paulo Sousa que estarán en la siguiente ronda dos años después. Los reds seguirán sin caminar solos, pero no lo harán en la Champions League.

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