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domingo, 5 de enero de 2014

A +8 de la Roma


Han pasado las Navidades por Italia y el calcio se empezaba a echar en falta, sobre todo cuando en el horizonte había un Juventus – Roma, es decir, primero contra segundo de la Serie A, los dos mejores conjuntos de todo lo que va de temporada. Era éste el partido más importante del curso, sin ningún tipo de dudas. Si la Juve ganaba y aumentaba la distancia a ocho puntos, podíamos decir sin ningún tipo de miedo a equivocarnos, que media Lega era bianconera. Por el contrario, si la Roma conseguía aguantar el infierno de Turín, tendríamos todavía un campeonato abierto.

Pero esta Juve es inconmensurable, un bloque de granito firme, prieto e impenetrable, tremendamente superior a cualquier otro equipo de su misma división. No ha realizado el mejor partido, pero se ha impuesto con una autoridad aplastante al único aspirante vigente a robarle el tercer Scudetto consecutivo. La Roma hizo un partido de un buen nivel, pero no le llegó ni para los entrantes en el menú de tres tenedores que le tenía preparada la Juventus. Fue de hecho superior a la Juve en el primer cuarto de hora, cuando pudo empujar a los locales hacia su área, aunque sin demasiada capacidad ofensiva.

Lo que ha impedido a la Roma ser peligrosa en ataque ha sido la intensidad y la aplicación defensiva de la línea de medios de la Juve. El trabajo tanto de Pirlo, como de Pogba y Vidal para evitar las habituales triangulaciones entre atacantes y centrocampistas giallorossi en tres cuartos de campo fue espectacular durante todo el primer tiempo. A partir de ese cuarto de hora inicial, con la momentánea lesión de Pjanic, se apagó la Roma y creció la Juventus de forma definitiva.

Lichtsteiner encontró a Tévez dentro del área y el Apache se giró como nadie dentro del área y viendo por el retrovisor la llegada de Vidal, se la puso para que el chileno encontrara el único hueco posible ante la salida de De Sanctis. Esta jugada adquiere más mérito cuando se sabe que ocurrió a apenas unos pocos metros de la línea de gol, con adversarios romanistas por doquier. Sin llegar a dominar, la Juve estuvo cómoda desde entonces. Se alcanzó el descanso con ese 1-0, pero la salida de vestuarios bianconera, en tromba, acabó con la resistencia romanista.

Marcó Bonucci en jugada de estrategia al poco de comenzar la reanudación para sentenciar virtualmente el partido y el Scudetto. Rudi García reaccionó de forma extraña, al preferir cambiar a Pjanic y Dodô por Torosidis y Destro, en vez de sustituir a un desaparecido Ljajic. Cuando se encaraba el final del partido, De Rossi fue expulsado por una durísima entrada a Chiellini y en la jugada siguiente, Castan sacó un remate con la mano bajo palos y también se fue a la ducha. Vucinic, que sustituyó a un Tévez renqueante, marcó el penalti. La Juventus es ya campeona de invierno y empieza a rozar el tercer Scudetto consecutivo.

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