Empate que no estropea la fiesta

El Juventus Stadium estaba todo preparado para la fiesta. Cuarenta mil espectadores estaban ansiosos por ver a sus jugadores levantar la copa de campeones de Italia que habían conseguido matemáticamente una semana antes, con aquel gol de penalti de Vidal al Palermo. Incluso los jugadores bianconeri salieron al campo con ganas de pasárselo bien, con sonrisas de oreja a oreja y con sus niños en brazos para la foto oficial. Pero claro, ninguno se acordó de que el rival también jugaba, aunque apenas tenía ambiciones reales por las que el Cagliari plantase cara. Aun así, los sardos quisieron culminar su gran temporada jugando de maravilla en casa del campeón.

Conte tenía varias bajas importantes con las que plantear el partido. No estaban ni Pogba ni Pirlo, sancionados, ni Vucinic ni Asamoah, algo tocados. Tampoco estaba Bendtner, aunque esa ausencia hace tiempo que perdió importancia. Además, dejó en el banquillo a Buffon para que Storari también disfrutase. Más allá de la trascendencia de los que no estaban, a la Juventus le faltó ambición desde el primer minuto, muy al contrario que su rival, muy metido en el partido y, sobre todo, muy bien plantado sobre el césped. Sin una presión alta intensa, consiguió evitar que la Vecchia Signora sacara el balón con fluidez en todo el partido.

Y la buena disposición del Cagliari fue incluso mejor después de adelantarse en el marcador, gracias a Víctor Ibarbo. El sensacional delantero colombiano aprovechó la relajación juventina para superar con un fabuloso recurso a Marchisio y Barzagli en una contra y después batió a Storari. Ibarbo siguió siendo peligroso en todos los contragolpes, aunque no volvió a estar tan acertado.

A la media hora, la Juve despertó gracias a Giovinco. El delantero volvía a ser titular después de su lesión y fue el más activo de los suyos, incluso mandó un libre directo al larguero. La Juve se atascaba en la medular, con Marrone sin saber cómo sustituir a Pirlo. Con balones hacia las bandas, consiguió salir del embotellamiento, y ahí apareció Giovinco para conectar con Matri, que bajaba mucho y bien a recibir. Pero no llegaron las ocasiones hasta la segunda parte. Vucinic sustituyó a Giovinco y el montenegrino unos minutos después empujó a gol un remate de Vidal que despejó Agazzi.

La entrada de Quagliarella no consiguió tampoco mejorar la profundidad de la Juventus, que finalmente no consiguió hacer daño a la portería sarda. Con este empate la Vecchia Signora echa por tierra las opciones de superar los 91 puntos de la Juve de Capello.

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