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Finaliza hoy la historia de Claudio Marchisio con la Juventus tras la rescisión consensual del contrato. Una historia que ha durado 25 años, desde el primer día en que el Principino, un sobrenombre que obtuvo mucho tiempo después pero que ya entonces le venía perfecto, vistió por primera vez la camiseta bianconera. Apenas tenía siete años y la mente llena de sueños. Ya entonces soñaba con jugar con la Juventus, con los grandes, en un estadio de verdad, luchando por los grandes títulos. Esperó, jugó y ganó en la cantera, debutó el año más difícil en Serie B y se fue una temporada a Empoli para volver.
Y lo consiguió. 389 partidos, 18º bianconero en la historia. Cuando ya estaba asentado en el equipo decía que debía anotar más, porque en un centrocampista los goles son importantes. Hizo 37 goles, 10 en la temporada 2011/12, doble cifra como un verdadero delantero. Quería ganar y ganó, cuatro Coppa Italia, tres Supercopas de Italia y los siete Scudettos del mito.
Los sueños de niño los cumplió, de qué manera. Con él han soñado todos. Ha crecido y convertido, año tras año, en hombre, marido y padre.
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