Resolución electrizante en los últimos suspiros

El Liverpool evitó la resaca del Año Nuevo de forma dramática, arrancando el 2018 con un infartante triunfo 1-2 en casa del Burnley con un gol en el descuento de Ragnar Klavan. Antes, Sadio Mané había había adelantado a los reds en el Turf Moor gracias un golazo de media vuelta. Johann Berg Gudmundsson pareció rescatar un punto para los locales al minuto 87, pero Klavan apareció en el último suspiro para cabecear el tanto de la victoria visitante.

Tal vez fue la lluvia incesante o el agotamiento que significaba jugar dos partidos en igual número de días, pero el Liverpool salió sin demasiada chispa, llegando escasamente al arco rival. De hecho, salvo un disparo desde fuera del área de Alex Oxlade-Chamberlain, los reds prácticamente no exigieron al portero Nick Pope durante los primeros 45 minutos.

El partido se mantuvo cerrado en el segundo tiempo hasta que apareció la magia de Mané, a los 61’. Tras recibir el balón en la entrada del área, el senegalés se dio la media vuelta y remató seco a la escuadra, nada que hacer para Pope. El Burnley se lanzó con todo en busca del empate, el que llegó a tres minutos del cierre a través de Gudmundsson. El partido parecía resuelto, pero aún faltaba el último del Liverpool. Se jugaba el añadido cuando Oxlade-Chamberlin colgó un tiro libre al área que Dejan Lovren cabeceó al segundo palo, donde Klavan la mandó a guardar de palomita. Euforia total y tres puntos de oro para los reds.

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