Serios problemas para concretar

El Liverpool jugó y dominó, pero no pudo imponerse a un Burnley que hizo lo justo para llevarse un empate 1-1 de Anfield. Nuevamente los hombres de Jürgen Klopp se quedaron con gusto a poco, pese a ser ampliamente superiores y pese al gran gol de Mohamed Salah, quien sumó su quinta conquista de la temporada.

Tal como se esperaba, el Liverpool tomó la iniciativa nada más empezar el partido, mostrándose agresivo en ataque y arrinconando en su zona a un Burnley netamente defensivo. Sin embargo, tanto domino no se tradujo en goles para los reds, mientras que los visitantes aprovecharon la primera ocasión que tuvieron para adelantarse sorpresivamente a los 27’ mediante Arfield. La reacción local no se hizo esperar, y Salah puso la igualdad apenas tres minutos más tarde con un golazo. Emre Can colgó un centro a la entrada del área para el egipcio, quien la bajó, recortó a su defensor y le pegó de zurda, lejos del alcance del arquero Nick Pope.

Con el tanto del empate, la presión del Liverpool aumentó y el Burnley se encerró aún más en su campo. Y así siguieron las cosas en el segundo tiempo, con los dueños de casa avisando con numerosos remates de Philippe Coutinho, Daniel Sturridge, Can y Trent Alexander-Arnold, entre otros, que no lograron superar a Pope. Y cuando el arquero inglés quedó sin reacción, el travesaño lo salvó en los minutos finales, escupiendo un disparo acrobático del suplente Dominic Solanke. Al final, la propuesta defensiva visitante pudo más que la ambición ofensiva de los reds, que cedieron dos puntos importantes como local.

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