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El Manchester United se ha llevado una nueva edición del Clásico de Inglaterra ante el Liverpool gracias a un solitario gol de Wayne Rooney (0-1) en un partido que ha merecido otro resultado, y es que el equipo de Jürgen Klopp ha dominado durante buena parte del encuentro y no ha sabido cómo materializar las ocasiones, desbaratadas muchas de ellas por un gran David de Gea. Una alternancia entre fases lúcidas de juego, divertidas transiciones de ambos equipos y ese punto de locura e imprecisiones de dos equipos que no andan muy bien, con acciones totalmente imprecisas y descabelladas. Eso ha sido en líneas generales el partido en Anfield, aunque es cierto que ha sido el Liverpool el que solía aportar la calma y la cordura en muchos instantes.
Merecía el Liverpool marcharse al descanso por delante en el marcador, pero no ha encontrado la precisión necesaria en los metros finales para aprovechar esa superioridad que tenía sobre el terreno de juego. Tanto era así que Jürgen Klopp ni siquiera ha hecho cambios hasta el minuto 75.
Ya en la segunda mitad, un saque de esquina sacado en corto por parte del Manchester United permitía a Juan Mata colgar un centro que remató al larguero Marouane Fellaini. El rechazo le cayó a los pies a Wayne Rooney que, ante la inocencia de la defensa del Liverpool, alojaba el balón en la portería de Mignolet.
La desesperación se apoderó del Liverpool en los minutos finales y no supo cómo reaccionar ante un gol que supuso un jarro de agua fría para Anfield, para el Liverpool y para Jürgen Klopp, además de un frenazo en la remontada del conjunto red. Por su parte, los red devils siguen sumando y ya acumulan cuatro partidos sin conocer la derrota.
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