Su último gol con la camiseta del Real Madrid fue un 24 de abril. Era 2010. Raúl marcó el 0-1 a pase de Cristiano. En La Romareda, el mismo estadio en el que había debutado una noche de octubre de 1994, el delantero crecido en La Fábrica festejó su gol número 323 con la zamarra número siete. La que ese verano, después de su marcha a Alemania, heredaría Cristiano Ronaldo. "En mi cabeza nunca existió la palabra rendición porque así entiendo el Real Madrid", dijo Raúl el día de su despedida del Bernabéu. Sacó unos apuntes del bolsillo para no equivocarse, él que nunca necesitó de ningún librito. El olfato le guiaba en la cancha.
741 partidos empleó para marcar los 323 goles que lo convertían en el máximo goleador del club blanco. Su promedio en sus 16 años en el Madrid es de 0,43 por partido. El de Cristiano 1,05 por partido. El portugués, que llegó en verano de 2009, le igualó con sus dos tantos ante el Malmö este miércoles.
El portugués ha necesitado sólo 308 encuentros para igualar la gesta del delantero madrileño, que tuvo que disputar 741 partidos para lograr la misma cantidad de goles. En abril, Cristiano dejó atrás en el marcador del club a una leyenda como Alfredo Di Stéfano, hasta entonces segundo máximo goleador de la historia del club blanco con 307 goles en 396 partidos. Cristiano vuela ahora hacia límites desconocidos en el Real Madrid. Tiene tres Balones de Oro, un palmarés envidiable y el cariño eterno de una afición que le venera. Él responde siempre con goles. Con más goles que nadie.
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