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Se esperaba una tarde plácida en el Juventus Stadium, con el equipo local jugando ante un Chievo en zona de descenso y pocos argumentos para plantar cara al jefe de Italia. Sin embargo, la muralla planteada por Rolando Maran llenó de problemas a una Juve que tardó mucho en encontrar el camino correcto. Morata, Tévez, Vidal y compañía generaban cerca del área, pero sin finalizar.
La afición guardaba una tensa calma, aunque se empezó a impacientar cuando el partido se aproximaba a la hora de juego y el 0-0 se mantenía inmóvil en el marcador. Fue entonces cuando emergió la figura de un imponente Paul Pogba para romper las líneas y darle alas a la Vecchia Signora. En el 60', el centrocampista francés se hizo con el balón, rompió la cadera a un rival en zona de tres cuartos y disparó con la zurda cerca de la frontal para poner el 1-0 y desatascar el encuentro. Una vez más, Pogba resolvía la ecuación cuando el resto no había encontrado la incógnita.
Diez minutos después, el propio Pogba pinchó magistralmente un centro de Padoin. Durmió la pelota e intentó fusilar a Bizarri, pero el guardameta despejó el remate. El esférico quedó muerto dentro del área y Lichtsteiner, que había entrado en la segunda mitad, se adelantó a los defensas y firmó el 2-0.
En un abrir y cerrar de ojos, Pogba lanzó a la Juventus hacia un nuevo triunfo que lo sitúa muy cerca del título de la Serie A. El Juventus Stadium se rindió una vez más a su ídolo.
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