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domingo, 16 de febrero de 2014

Victoria y ahora a centrarse en Europa


Pasó una semana desde que la Juventus se dejó dos puntos contra el Hellas Verona en la ciudad véneta y de repente otro club veronés se cruzaba en el camino bianconero. Las dudas que dejaron ese gol de Juanito Gómez en el último minuto de la pasada jornada tenían que ser reconvertidas en certezas deportivas para la Juve y no ha tenido problemas para que así fuese. El Chievo fue la víctima ideal: pasiva, inocente y sumisa. Ni siquiera cuando la fortuna sonrió a los veroneses con un tanto regalado a favor, pusieron algo más de su parte para lograr algo positivo de Turín.

El protagonista sin duda de este encuentro ha sido el español Fernando Llorente. Las actuaciones del riojano hasta hace pocas semanas habían convencido a la tifoseria juventina del tremendo acierto de su fichaje el pasado verano, pero su influencia en el juego venía decayendo en los últimos partidos. Hoy, en cada acción en la que no estaba especialmente acertado, un runrún se desprendía de la grada del Juventus Stadium, en señal de tímida protesta.

Sin embargo, una asistencia y gol voltearon las opiniones contradictorias del respetable cuando Llorente fue sustituido mediada la segunda parte por Dani Osvaldo. El estadio bianconero lo despidió con una sonora ovación para reconfortarle por su esfuerzo. Al contrario que le sucedió a Sebastian Giovinco. El turinés, cambiado al mismo tiempo que el ex del Athletic Club, se llevó una pitada por lo que el público entendió que fue una actuación muy mejorable del delantero italiano, al que no le pasa ni un partido sin entrega. Lo cierto es que no fue un encuentro flojo de Giovinco. Estuvo participativo en todo el frente del ataque y trato de llevar peligro a la puerta de Agazzi durante el tiempo que estuvo sobre el pasto, simplemente le faltó acierto.

El partido, como decimos, no tuvo demasiada historia ni suspense. La timidez veronesa se multiplicó exponencialmente después de que Asamoah se sacara una gran jugada individual que, tras tirar una pared con Llorente, acabó con un preciso disparo del ghanés a la escuadra de Agazzi desde la frontal del área grande. Durante varios minutos, el triángulo dispuesto por Eugenio Corini formado por Thereau, Stoian y Hetemaj encerró a Pirlo y durante la primera media hora del primer tiempo el cerebro juventino no participó en exceso. Pero no lo pueden frenar a balón parado. Se sacó un disparo seco desde treinta metros que Agazzi se sacó como pudo, con tal mala suerte que el balón cayó a los pies de Marchisio que solamente tuvo que empujarlo a la red.

Misma situación que en el choque contra el Verona. Al descanso, con ventaja de dos goles. Y también, gol en contra al poco de la reanudación. Fue una de las escasísimas acciones de peligro del Chievo que ni siquiera acabó con un remate a puerta. El esférico se le escapó a Thereau dentro del área, pero el despeje de Lichtsteiner rebotó en Cáceres y superó a Buffon. No hubo margen a la épica gialloblu, porque al poco tiempo, Llorente cazó un remate al saque de esquina de Pirlo y cerró la victoria bianconera.

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