Póker de goles... y sin Suárez

El Newcastle recibió al Liverpool, equipo que no se jugaba ya ni la pedrea europea, muy lejos del objetivo y con tres empates consecutivos en sus últimos partidos. Por el contrario las urracas sí que se jugaban buena parte de la temporada, huyendo del descenso. Estos puntos en juego se antojaban vitales, más aún cuando el Wigan sacaba horas antes un punto de oro frente al Tottenham.

La principal ausencia de los de Brendan Rodgers fue Luis Suárez, que purgará sus pecados durante 10 partidos. Así pues Sturridge volvía al once titular dispuesto a ser la punta de lanza del equipo. No tardaron más de un par de minutos en quedar en evidencia las razones que han llevado al Newcastle a pasar tantos apuros para salir del pozo. La defensa local recordaba al desorganizado patio del colegio, con problemas para realizar correctamente los fueras de juego, dejando vendido al portero la mayoría de las veces. Y eso fue precisamente lo que aprovechó Agger, marcando de cabeza, absolutamente solo en el corazón del área, a metros de distancia del rival más cercano.

Philippe Coutinho, flojo en el último encuentro, tenía una nueva oportunidad de demostrar su calidad. Y vaya si la aprovechó. Futbolistas así hay que ponerlos a jugar siempre. Quizá se distraigan alguna vez pero siempre te sorprenderán con un pase de 20 metros a lo Laudrup, mirando hacia otro lado y dejando a sus compañeros en una situación inmejorable. Dos regalos de esa factura se encontró Sturridge. El primero de ellos lo amplió dando el pase de la muerte a Henderson que solo tuvo que empujar, y el segundo lo mandó directamente a la red, sin intermediario alguno.

Fabio Borini realizó el quinto y cuando parecía que los aficionados tenían suficiente sufrimiento, su defensa les regaló más humillación. En un saque de falta sacado por Henderson, totalmente inocente, el balón fue pasando por cada defensa local sin ser desviado hasta que por fin llegó a la red. Rechinar y crujir de dientes. No fue un castigo excesivo para el nulo compromiso de los jugadores del Newcastle, pero quizá más de un niño no quiera volver a St. James' Park hasta el próximo lustro y maldiga la hora en que se le ocurrió ir ufano a ver a su equipo.

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