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miércoles, 10 de abril de 2013

El milagro se queda estancado


Es entendible que muchos sientan miedo si ven ese escudo y miran esos ojos. Se lo pueden preguntar a la Juventus, a la que el acorazado alemán le destrozó su embarcación en Turín. Ya lo había hecho en Múnich y fuera de casa confirmó que el Bayern es una máquina perfecta. No se aprecian puntos débiles en buque gigantesco, blindado después de ganar y de perder durante toda la vida.

El Bayern vuelve a estar en semifinales. Es imposible que Guardiola mejore lo que hay, porque el equipo de Heynckes lo tiene todo. Asusta la facilidad con la que se impuso en una eliminatoria contra la todopoderosa Juventus.

Para la Juve fue imposible meterle mano a su rival en 180 minutos. Es mucho tiempo y también mucho Bayern. Los alemanes siempre tuvieron todo bajo control. Los italianos tuvieron muy pocas opciones, algunas tímidas llegadas solucionadas por Neuer, y poco más. La pelota no fue suya y ahí volvió a perder a Pirlo, sofocado por dos gigantes del tamaño de Schweinsteiger y el español Javier Martínez.

La Juventus salió con ímpetu, pero le duró lo que quiso el Bayern, que se quedó con el partido como ya tenía la eliminatoria entre sus manos. En el centro del campo se habló alemán (Javi está en ello) y nadie rechistó. Dio la sensación de que el gol visitante no llegó hasta el 64' porque no le apeteció al Bayern, que quiso comprobar su extraordinaria personalidad.

El rojo acorazado bávaro no se resintió ni con la marcha del alto Van Buyten, que tuvo problemas por un manotazo recibido. Entró Boateng y se acopló perfectamente en el mecanismo. No era para menos. Estaba y está todo muy estudiado.

El segundo asalto le pidió a los italianos mayor riesgo y no sabe qué hubiese pasado si el enemigo no hubiese sido el Bayern. Los bávaros no te dejan respirar. Ni te dan las gracias. Su rostro de tozudo alemán mandó en el nuevo estadio de la Juventus, que tampoco tuvo recursos para atacar el engranaje de los alemanes.

Antes del gol de Mandzukic, avisó Robben con un latigazo que escupió el palo. El tanto llegó en una falta botada al segundo palo rematada por Javi Martínez, despejada por Buffon y finalizada a las redes por el delantero croata, que siempre está en el lugar exacto.

El tanto adivinó lo que ya se sabía. La Juve se rindió y Buffon evitó el segundo, marcado en el 91', obra de Pizarro. Aun así, el rumbo de la Juventus hasta esta fase fue impecable.

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