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La Juventus se marchó a casa temblando. Le pasaron por encima en Múnich e incluso hasta el 2-0 fue un resultado corto visto lo visto. El Bayern le dejó tiritando. Al cuarto de hora Heynckes apretó un botón con la entrada de Robben y se activó la máquina de ingeniera alemana. La Juve bastante tuvo con aguantar lo que se le vino encima.
Los alemanes le metieron dos a los italianos, y el resultado es óptimo, pero se antoja escaso repasando el partido. La Juve jugó cuarto de hora, después de recibir un gol a los 26 segundos, y después el Bayern acorraló a su rival. Su media hora antes del descanso fue apoteósica. No hubo goles, pero los ataques fueron constantes y muy peligrosos. Buffon, que no estuvo fino en los dos tantos que recibió, sostuvo a un equipo que estuvo en un callejón sin salida con una jauría de perros.
Antes de atarse los córdones la Juventus iba perdiendo en Múnich. Alaba disparó con la izquierda desde lejos y Buffon tardó en reaccionar. La pelota tocó en Vidal y el portero no llegó a tiempo. El gol, no obstante, precedió al mejor cuarto de hora de la Juventus, el único cuarto de hora de la Juventus en Múnich. La Vecchia Signora embotelló al Bayern y todo cambió con la lesión de Kroos. La mala cara de la marcha del centrocampista teutón acabó siendo positiva para los alemanes. Entró Robben y adios muy buenas, ciao para los italianos.
La entrada del holandés activó la maquinaria y la Juve jamás detectó al Bayern, que entró por la derecha, por la izquierda, con Robben, con Ribéry, por el centro, por alto, por bajo. Buffon mantuvo a su equipo con vida y Pirlo fue mero protagonista. No se recuerda un partido tan gris del artista italiano, sofocado por los centrocampistas bávaros.
El Bayern no engaña a nadie. Fue directo como la vida misma, sin preliminares, sin avisos. Atacó y no acabó con la Juventus cuando pudo cerrar la eliminatoria en 30 minutos maravillosos de fútbol total y agresivo.
En la segunda mitad, el Bayern bajó una marcha. Sus futbolistas son humanos. El respiro, de todos modos, no cerró el grifo y en un disparo de Luiz Gustavo nació el segundo del partido. Buffon no atajó un disparo al que no tuvo que concederle una segunda oportunidad y Mandzukic le regaló el gol a Müller. El croata demostró que los delanteros también pueden hacer un gran trabajo aunque no la metan.
Conte buscó la luz al final de la caverna cambiando de puntas pero el mito era mentira. La Juve no tuvo ni ocasiones dignas para encontrar un gol que le hubiese dado vida. No está muerta, nunca lo estará la Vecchia Signora, pero el Bayern también puede facturar una máquina en el avión que viaje hacia Italia.
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