La afición merengue confía en ganar la Copa

Los aficionados del Real Madrid ven al equipo con muchas posibilidades para alzarse con la Copa del Rey. Después de jugar el clásico del sábado con un jugador menos durante más de media hora, el conjunto de José Mourinho nunca tiró la toalla, dio la cara y a punto estuvo de llevarse el partido en los últimos minutos tras una gran jugada de Özil.

Si hubiéramos preguntado hace más de un mes a los aficionados del Real Madrid sobre un pronóstico para la final de Copa del Rey del 20 de Abril, seguro que muchos de ellos no hubieran apostado por una victoria de los de Mourinho. Pero visto lo visto y tras una segunda parte de garra y entrega de los jugadores blancos, los seguidores del Real Madrid han comprobado de primera mano que esa supuesta diferencia entre los de Guardiola y los hombres de Mou no es tanta como se pensaba.

Cierto es, que cualquiera que viera el partido del sábado puede señalar que el Barcelona dominó durante toda la primera parte a un Madrid que jugó con más cabeza que corazón los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero si analizamos más detenidamente la primera parte, vemos que aunque el Real Madrid regaló el balón a la barça, en ningún momento dio muestras de querer entregar el partido. Los jugadores blancos cumplieron a la perfección las órdenes de Mou de intentar robar en medio campo y salir con rapidez a la contra. El trivote, criticado por muchos, finalmente dio sus frutos, ya que el Barcelona sólo inquieto la meta defendida por Casillas en una jugada de Messi, en la que Iker estuvo muy atento al intento de vaselina del crack argentino.

Tras el descanso y con la sensación de que al barça le estaba costando mucho encontrar a sus delanteros, el Madrid siguió defendiendo arriba con un Pepe sensacional, espléndido en labores defensivas. El central portugués estuvo inconmensurable en un puesto el de medio centro que ya ha ocupado en más dea una ocasión con la selección de Portugal. El Madrid pudo adelantarse nada más comenzar la segunda parte si un gran lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo no hubiera golpeado en el poste de la meta defendida por Víctor Valdés. Pero ya se sabe que en partidos así no se puede perdonar. Justo en la jugada siguiente Villa muy listo se interna en el área y provoca penalti y la expulsión de Albiol. Messi que desde los once metros no perdona, pone por delante al barça. En otro momento del año, cualquiera hubiera apostado por una victoria contundente de los cules. Pero el Madrid con orgullo y corazón, y sobre todo empujado por un Santiago Bernabeu al que Mourinho ha sabido darle la importancia que se merece, se lanzó en tromba a por el empate.

Con diez jugadores y sobre todo con la entrada al campo de Özil y Adebayor el Real Madrid comenzó a inquietar la meta de Valdés. Finalmente el premio al trabajo llegaría tras un penalti provocado por Dani Alves sobre su compatriota Marcelo. El central del barça pudo ver la segunda amarilla por esta jugada pero el colegiado Muñiz Fernández se la perdonó incomprensiblemente. Ronaldo transformó la pena máxima rompiendo finalmente la mala racha goleadora frente al Barcelona. A partir de ese momento, el Madrid se dio cuenta que podía hacer mucho daño a los de Guardiola. Una jugada magistral de Özil casi supone el segundo gol del Madrid, pero el remate de Khedira con su pierna mala fue atajado por Valdés bien colocado y finalmente no se pudo culminar la remontada.

Las sensaciones finales son muy positivas, y aunque el Barça diera un paso muy importante para alzarse con el título de liga tras el empate cosechado en el Bernabeu, el vencedor moral del choque fue el Madrid. Remontar al Barcelona en estos momentos es una tarea ardua y complicada, pero más difícil es hacerlo con diez. Por eso creo que el ánimo de los aficionados madridistas para la final de copa llega muy reforzado. Quedan sólo tres días para la final y los seguidores blancos ven con posibilidades reales de alzarse con el primer título de 2011. Por el bien del Madrid el miércoles, y por lo que pueda pasar, lo mejor es que Mou siga entrenando al equipo para jugar con diez. 

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