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domingo, 17 de abril de 2011

Final de infarto en el Emirates


Dos penaltis en dos minutos de infarto, entre el 98' y el 100', y un gol para cada equipo. Eso bastó para avivar y destrozar las esperanzas tanto del Arsenal como del Liverpool, que empataron a uno en el Emirates. No, no hubo prórroga. Pero es que el partido tuvo de todo, más por desgracia que por suerte.

Ambos conjuntos saltaron al campo con todo. En juego estaba seguir vivos en la lucha por la Premier, para los londinenses, y la posibilidad de acercarse al Tottenham, para el Liverpool. Los tres puntos se antojaban básicos para los dos y pronto empezó el intercambio de golpes.
El primero en darlos fue Carroll, un delantero tan superior en el juego aéreo que acabó por obcecar a sus compañeros, que ya le buscaban en largo y por alto casi desde cualquier posición. El Arsenal, con sus armas: posesiones largas y rápida circulación de balón. Y la estrategia de los 'gunners' fue la que marcó el ritmo del partido.

Sin embargo, los hombres de Kenny Dalglish parecían sentirse cómodos atrás. Los 'reds', hoy de negro, esperaban agazapados sus ocasiones a balón parado. Una reducción del juego demasiado pobre para un conjunto que quiere volver a estar entre los grandes. Además, fue precisamente el Arsenal el que mediante un córner llegó por primera vez con peligro a la meta rival. Al cuarto de hora de juego, Koscielny remató al larguero un servicio de Van Persie que hizo a Reina dudar.
Pero si el Liverpool demostró carecer de recursos, el Arsenal pecó de lo mismo. Su juego de tiralíneas se trababa una y otra vez cuando se acercaba al área del Liverpool, al que embotellaron hasta el descanso aunque no fueron capaces de poner nuevamente en verdaderos aprietos.

Carragher, inconsciente
Tras el descanso, comenzó la locura en el Emirates Stadium. Suárez avisó en los primeros compases del segundo tiempo con una buena acción personal. El partido entraba en otra dinámica, pero pronto se rompió. La mala suerte se cebó con el Liverpool, que ya había perdido en el primer tiempo a Fabio Aurelio por lesión. Así, primero Carroll se lesionaría en el tobillo en un lance fortuito. Minutos después se hizo el silencio.
Caras desencajadas entre los futbolistas. Desconcierto en la grada. Jamie Carragher, que no se había entendido con Flanagan en un salto, golpeó con su cabeza la de su compañero y cayó desplomado. Con el capitán inmóvil sobre el césped, el árbitro detuvo el encuentro y las asistencias se apresuraron para asistir a Carragher, a quien colocaron una mascarilla de oxígeno y sacaron en camilla del terreno de juego mientras se oía una ovación cerrada en el estadio del Arsenal, la más intensa del partido.

El Arsenal lo seguiría intentando después del parón. Wenger quemó las naves. Necesitaba un gol para mantenerse con opciones en la pugna por la liga con el United, por lo que dio entrada a Bendtner y Arshavin, y el equipo intensificó su asedio. A la contra salía cada vez con más peligro el Liverpool. Siempre Suárez, que se fabricó un sinfín de ocasiones y disparó desde casi cualquier posición.

Los pupilos de Wenger fracasaban una y otra vez en su intento de romper con combinaciones imposibles la muralla que formaron, sobre todo al final, todos los jugadores de un conformista Liverpool, a excepción del uruguayo Suárez. Nadie en todo el estadio hubiese imaginado que era posible entrar por el centro, pero Nasri se inventó un pase con la espuela para Van Persie que plantó solo ante Reina al delantero holandés. El meta español salvó el mano a mano y el partido se moría sin goles.

Ocho minutos de añadido
El colegiado decidió recuperar ocho minutos en un segundo tiempo marcado por la pérdida de conocimiento de Carragher. No bastaron. Hubo que alargar la contienda hasta el 111', porque la locura se había desatado tres minutos antes. En el 98', un derribo inocente de Spearing a Cesc en el área del Liverpool permitió a Van Persie anotar el 1-0 y mantener en su sueño de conquistar la Premier a los aficionados 'gunners', que tuvieron que ver y sufrir cómo también sesteó su defensa en lo que restaba de encuentro.

Los zagueros londinenses concedieron, con dos faltas en dos minutos, sendas ocasiones de gol al Liverpool. Suárez mandó la primera a la barrera, pero Eboue cometió la segunda dentro del área y, desde el punto de penal, Kuyt despertó definitivamente al Arsenal (1-1).

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