Mismos goleadores en otro orden

¿Dónde nos habíamos quedado? Con Mandzukic y Ronaldo, goleadores en San Siro contra el Milan. Pues bien, contra el Spal se invierte el orden pero el resultado no cambia. Otra vez 2-0 y otra vez goles suyos, uno en cada tiempo, aunque en esta ocasión es CR7 quien abre el marcador y Mario quien lo cierra.

La Juve necesita poco tiempo para hacerse con el dominio del campo, si bien el Spal demuestra también que ha venido a Turín a poner las cosas difíciles a los bianconeri. El 4-4-2 de Allegri es casi obligado, teniendo en cuenta las ausencias de Khedira y Emre Can y la necesidad de Matuidi de descansar. Douglas Costa es el más peligroso desde el principio y de sus botas nacen las principales jugadas de ataque, pero aún así no llegaban demasiados balones al área. Aunque cuando tienes a un fenómeno como Ronaldo sólo necesitas uno. En el 29' Pjanic pasa y CR7 lo empuja a la red. 10 en 16 partidos, que suponen un récord, nadie con la camiseta bianconera había llegado a los dobles dígitos tan rápido.

Douglas Costa sigue siendo un dolor de cabeza para el Spal después del descanso. El brasileño lo intenta desde cualquier zona, aprovechando sus aceleraciones. Aunque si hablamos de aceleraciones, la de Ronaldo al cuarto de hora es simplemente monstruosa. El portugués corre a por un balón que parecía perdido, lo recupera y sirve para Douglas Costa. El zurdazo desde fuera del área es rechazado por Gomis, pero Mandzukic está atento al rechace y celebra con un tanto su primera vez con el brazalete de capitán.

El segundo tanto permite a los bianconeros gestionar el juego con mayor tranquilidad, y ahora el gol sólo se busca para ampliar aún más el marcador. A la media hora Allegri sustituye a Douglas Costa por Matuid para buscar mejorar la cobertura, si bien se sigue intentando el tercero, sobre todo a través de Ronaldo. Pero este no llega, aunque sí hubo otro motivo más de celebración. Chiellini entró por Alex Sandro a tres minutos del final, lo que supone su 483ª presencia, superando a Bettega y convirtiéndose en el quinto bianconero de la historia en número de partidos jugados. Un nuevo y extraordinario éxito de uno de los símbolos de una Juve cada vez más imparable.

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