Ha tardado casi dos meses, pero por fin la Juve ha vuelto a ser ella misma. Ha necesitado dos tortazos importantes en Serie A y Champions para despertar del letargo en el que se había sumido en este arranque de temporada. Volvió a ser el equipo intensísimo en todo momento que presiona vorazmente al rival para robar la pelota, que ataca en masa el área contraria, que crea ocasiones de gol como churros y que marca varias de ellas, que tiene la posesión absoluta del balón. Contra el Genoa la Juventus jugó la mejor primera parte de la temporada y una de las mejores desde que Conte es entrenador de la Vecchia Signora. Todas las fichas estaban en la posición que debían, hacían el trabajo que tenían encomendado y lo hacían a gran nivel. Y todo eso, sin que el Genoa hiciera en absoluto un mal partido.
Saltó la Juventus a su campo cabreada por las dos derrotas sufridas fuera de casa, en Florencia y en Madrid, la última semana. El once de Conte esta vez no dejaba lugar a la duda, como pasara en el Bernabéu. Vuelta al sistema de siempre, tres defensas, cinco centrocampistas, y mucha más intensidad como elemento diferenciador de la Juve de las últimas semanas y la Juve de hoy. Desde el primer minuto se comió al buen Genoa de Gian Piero Gasperini. Tévez y Llorente estaban encima de los centrales en su salida de balón y eso ya hacía que las líneas defensivas bianconere estuvieran varios metros más arriba de lo habitual. El balón, de esta manera, no le duraba ni unos segundos a los rossoblu.
Antes del gol de Vidal de penalti, el marcador se podía haber abierto en numerosas ocasiones. En media hora, Paul Pogba tuvo tres situaciones de gol clarísimas en el marco de Mattia Perin, pero en ninguna consiguió batir al portero. También la tuvo Tévez, también Llorente. Estaba siendo la definición gráfica de un acoso y derribo. Finalmente, el gol llegó de la manera más fea, desde los once metros en una decisión rigurosa del árbitro. Asamoah se internaba en el área, y justo sobre la línea, Biondini le lucha el balón pero el ghanés cae. La repetición mostraba claramente cómo el italiano tocaba la pelota. Vidal marcó, pero no por ello la Juve bajó el pistón. Mantuvo la intensidad ofensiva y no se alejó de la portería genoana. De no ser por el gran partido de Perin, y el larguero, la goleada habría sido de escándalo.
Fue el mejor del equipo, Carlitos Tévez, el que hizo el definitivo 2-0 en una jugada iniciada por Llorente, continuada por Asamoah y culminada de manera brillante por el Apache, con un control delicioso dentro del área que le sirvió como regate, un recorte y un disparo suave con la zurda al palo largo.
En el segundo tiempo, la Juventus disminuyó una marcha consciente de la acumulación de partidos que tendrá en unos días (en total serán siete partidos en tres semanas) y Conte aprovechó para dar descanso a varios titulares, como Llorente, Asamoah o Vidal. De hecho, Marchisio, hoy afectado por las rotaciones, no jugó ni un minuto. El resultado no se movió, aunque no sería por falta de ocasiones también en la reanudación, siendo la más clara una del propio Fernando Llorente. Con esta victoria, la Juventus mantiene los cinco puntos de desventaja con la Roma, que seguirá siendo líder invicta del calcio.
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