Respuesta instantánea ante el Inter

Arturo Vidal salvó un punto en el Giuseppe Meazza en el clásico italiano ante el Inter de Milán. Los nerazzurri se adelantaron en el minuto 73 con el primer gol de Icardi como interista en un segundo tiempo en el que fueron muy superiores, pero un despiste defensivo en la siguiente jugada permitió al chileno empatar el choque.

El partido se desarrolló por los derroteros esperados en el primer tiempo, es decir, con la Juventus dominando la situación, con el balón en los pies y obligando al Inter a encerrarse atrás para tapar el máximo numero de huecos posibles en defensa. Los nerazzurri, muy al estilo Mazzarri, dedicaron su juego al contragolpe, única arma real con la que podían hacer daño a la Juve, cómoda mandando pero sin la profundidad necesaria para conseguir perforar la resistente muralla interista. De hecho, el término muralla le va como anillo al dedo, porque el juego fluido de la Juve se estrellaba casi literalmente y sólo consiguió hacer daño con Pirlo.

Era una de las problemáticas del sistema interista, que no dedicaba ningún futbolista a cubrir a Pirlo y por suerte para los intereses del Inter, los receptores de los mágicos pases del 21 no estuvieron acertados. Sólo Pogba acertó a rematar un pase de lujo de Pirlo, pero Handanovic estuvo atento y desbarató la ocasión. Fue realmente la única ocasión clara de la Juve en el primer tiempo y el Inter, que apenas quiso (o pudo) atacar, tuvo dos. Mucho tuvo que ver en las pocas ocasiones juventinas la baja forma de Mirko Vucinic. Estuvo en duda hasta el último momento y se le notaba falto de velocidad, de chispa, desentonando en comparación con el resto de sus compañeros, sobre todo con Carlos Tévez, el más activo y, con Pirlo, el mejor de los suyos.

El Inter parecía no tener capacidad para salir con la pelota jugada. Los primeros minutos de presión alta de la Juventus les impedían tocar más de tres pases seguidos. Hubo muchas pérdidas de balón en campo propio, Guarín estaba muy fallón, Cambiasso estaba muy tapado y sólo Taïder, con sus arrancadas, conseguía sacar al equipo. Pero todo cambió y mucho en el segundo tiempo. La Juventus, sin saber los espectadores por qué, bajó 20 metros su línea de presión hasta la línea de centro del campo, cedió el balón a Inter y se puso a merced de su eterno rival.

El Inter no está hecho para llevar la iniciativa y no sabía muy bien qué hacer en ese momento en el que estaba totalmente obligado a ser el dominador, porque su adversario le obligaba, no queriendo el balón. Los nerazzurri tenían la pelota, pero apenas tuvo ocasiones, lo que generó un partido de un ritmo bajísimo, muy lento y en el que no pasaba nada prácticamente. Hasta que entró Mauro Icardi y el partido cambió de forma drástica.

Unos minutos después de sustituir a un buen Taider, el argentino realizó un gran desmarque entre los centrales juventinos para que su compatriota Álvarez le pusiera el balón para rematar a Buffon. Todo venía de una pérdida de balón de la Juve que, lo dicho, estaba torpe e inactiva. Pero el gol los reactivó y apenas un minuto después Asamoah superó a dos rivales en apenas un par de metros, la puso atrás y Vidal, que hizo un partido muy flojo, lo arregló con el tanto del empate, que pudo convertirse en ventaja otro minuto después, pero Tévez envió fuera su zurdazo en una contra. Con el tanto de Vidal, el Inter se acomplejó, se asustó y volvió a replegarse. La Juve trató de cerrar el partido y las tuvo bastante claras para ganar, pero no fueron precisos y el primer Derby d’Italia de la temporada acabó en tablas.

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