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sábado, 17 de agosto de 2019

Bien solucionado tras la resaca


Se puede dar por satisfecho el Liverpool tras su paso por la cancha del Southampton, más eficaz que bonito, tuteado por un rival que logró sorprenderle (1-2). Le costó encontrarse, aún de resaca tras su paso por Estambul. El cansancio provocado por la Supercopa de Europa hizo mella en el cuadro de Klopp, tan solo rescatado por Mané. El extremo no necesita vacaciones sino emociones fuertes, en África como en Inglaterra. Superlativo ante el Chelsea, su entrenador le dio continuidad y el senegalés respondió a las mil maravillas, inspirado en la peor fase del Liverpool.

Llegó como tapado el Southampton tras caer con estrépito en Burnley hace una semana, reflejo de las dificultades que le esperan esta temporada. Pero no se arrugó ante el campeón de Europa, vencedor de los principales duelos ante un Liverpool que perdió el control. Incapaces de frenar a Redmond, Matip y Van Dijk quedaron señalados en un primer tiempo en el que Adrián, más lúcido con las manos que con los pies, tuvo que aparecer para evitar mayores consecuencias.

Sin ocasiones reseñables, ni Salah amenazó ni Firmino hilvanó el juego como suele ser habitual en él, ambos desconectados de los contratiempos que se le fueron reproduciendo al Liverpool. No se encontró cómodo con el balón ni le funcionó tampoco la presión, inspirado el Southampton para causar estragos a un equipo fatigado. Mané, sin embargo, evidenció que la calidad no entiende de justicia. Se revolvió en una baldosa y encontró el 0-1 al filo del descanso, mucho castigo para los locales.

Acabó ahí el agobio, quien sabe si por las arengas de Klopp, disgustado con la imagen del primer tiempo. Pero fue otro Liverpool tras el receso, más incisivo o si se quiere práctico, al menos más comprometido con el balón. Apenas pudo arrebatárselo el Southampton, metido atrás, desgastado tras el esfuerzo inicial. Algo que castigó Firmino con la sentencia tras un robo previo de Mané. El brasileño es un futbolista con esmoquin, elegante como Benzema, paciente para encontrar hueco para un remate exquisito.

Fue casi la sentencia para un Southampton al que Adrián invitó de nuevo al partido. Un error grave del arquero español con los pies habilitó a Ings, que casi de rebote recargó algo de esperanza. El ex del Liverpool tuvo en sus botas el empate, encogido de nuevo el cuadro de Anfield, que sufrió de lo lindo en una tarde en la que Klopp debe sacar conclusiones. El campeón de Europa no está al mejor nivel ni de lejos, y la Premier no espera a nadie. En Southampton salió de un apuro.

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