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Empate a un gol entre Everton y Liverpool en el derbi de Merseyside que tuvo lugar esta tarde en el Goodison Park. Dos equipos muy combativos pero con poco fútbol en sus botas terminaron marcando con jugadas sueltas que dejaron el encuentro en tablas hasta el final. El partido comenzó con poca intención, con un Everton expectante y un Liverpool que todavía no parece tener nada claro a qué juega esta temporada cargada de malos resultados, con solo una victoria en los últimos nueve partidos.
A pesar de que las primeras ocasiones fueron para los visitantes, enseguida el Everton trató de hacerse con el control de un partido que parecía trabado en el centro del campo y al que solo lograba sacarle los colores un Lukaku que se peleó durante los 90 minutos con toda la defensa rival, especialmente con Sakho, con quien incluso tuvo sus más y sus menos. Mientras Lukaku luchaba Deulofeu se diluía, y su equipo echó en falta el trabajo que mostró en la remontada de la pasada jornada contra el West Brom, pero el catalán decidió borrarse en el derbi e incluso Roberto Martínez prefirió sacarlo del campo en la segunda mitad para dar entrada a un Lennon que con menos minutos hizo bastante más que su recambio.
Los dos goles del encuentro llegaron al filo del descanso, el primero gracias a un córner de los muchos de los que dispuso el Liverpool en la primera mitad, con un centro del Milner y el remate de Ings, que hizo gol de cabeza ante la estatua de Howard. A pesar de la alegría red, el gol sería solo un espejismo ante el mal juego y el Everton haría justicia en el marcador gracias a Lukaku, que se hizo con un rechace en el área rival poco después del gol y puso las tablas en el marcador de forma casi inmediata antes del final de la primera mitad.
El segundo tiempo fue todavía más trabado si cabe, con más faltas, más tarjetas y más tanganas, pero todavía menos fútbol. Apenas hubo ocasiones de gol, sobre todo para el Liverpool, mientras que Mignolet al menos se vio obligado a realizar alguna buena parada para mantener el punto en su casillero.
El partido se terminó con balones largos y pelotas colgadas al área que no encontraron rematador, incluso a pesar de que Lukaku se encontraba como pez en el agua en este entorno, pero el partido acabó con empate y malas sensaciones, al menos para un Liverpool que no termina de despegar.
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