El Liverpool llevó el peso del encuentro durante los primeros minutos y salió más metido en el partido que su rival sin embargo este dominio no se pudo traducir en ocasiones claras. Ambos equipos daban prioridad a mantener su portería a cero a marcar gol por lo que han optaron por no arriesgar ni perder el balón en el primer tercio del partido.
Sin embargo, el plan de Dalglish de no encajar ningún tanto se vino abajo en el minuto 18 cuando Sotiris Kyrgiakos derribó dentro del área a Mossoró y el árbitro señaló el punto de penalti en la que había sido la primera aproximación del equipo luso. El lanzamiento raso y ajustado de Alan terminó en el fondo de las redes a pesar de que Pepe Reina adivinó las intenciones del brasileño.
Era el momento de reaccionar por parte de los reds pero sin Steven Gerrard sobre el campo el juego inglés se mostró muy parco de ideas, el Liverpool no era capaz de elaborar jugadas trenzadas y las referencias en ataque como Joe Cole o Dirk Kuyt no aparecían cuando más se les necesitaba.
Aunque el Liverpool le puso más ganas en el tramo final el equipo visitante no creó excesivo peligro, algo que agradeció un Braga que, dando por bueno el 1-0, se limitó a defender y a mantener la posesión. Si el Liverpool quiere seguir en Europa deberá remontar en la vuelta que se disputará dentro de una semana en un escenario mágico como Anfield.
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