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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Deber cumplido


El Liverpool hizo valer su condición de campeón de Europa y accedió a octavos de final de la Champions League como primero de grupo tras derrotar por 0-2 al Salzburgo en un partido, catalogado como una final por Jürgen Klopp, sin margen de error. Dos goles en un minuto de Nabi Keita, ante su exequipo, y Mohamed Salah dictaron sentencia en el Red Bull Arena. Los ‘reds’ supieron sufrir ante el campeón austríaco, que se despidió del torneo con la cabeza muy alta y ahora disputarán la Europa League.

Como ya sucediera en Anfield (4-3), el partido respondió al guión previsto entre dos equipos con estilos calcados: presión alta, juego directo, transiciones rápidas y pocos pases en horizontal. El resultado fue un pulso de fuerzas brutal a un ritmo desenfrenado, sin apenas pausas y con continuas llegadas a ambas porterías. Un escenario que o tenía reflejo en el marcador en forma de goles o encumbraba a los porteros. Y en la primera parte fueron Cican Stankovic y Alisson Becker quienes con sus providenciales paradas hicieron posible que al descanso se llegara con 0-0.

El Salzburgo fue el primero en desatar las hostilidades desde el pitido inicial pero enseguida comprobó que Alisson, con la ayuda del imperial Virgil van Dijk, iba a ser un muro insalvable. El portero brasileño ya en el minuto 3 detuvo un disparo raso de Enock Mwepu, un portento físico. Takumi Minamino, en una doble ocasión, Hwang, Erling Haaland y de nuevo Mwepu también se estrellaron contra el flamante Premio Yashin de 2019 en la primera parte. En la otra área Stankovic también emergió para frustrar los intentos de Salah y Mané en dos ocasiones, pero si el Liverpool no se fue al descanso en ventaja fue por el desacierto del crack egipcio, que falló un gol cantado al conectar mal el balón en inmejorable posición y chutar fuera.

La segunda mitad empezó con otra clara oportunidad fallada por Salah, que remató alto tras gran pase de Mané. Tuvo otra acto seguido el propio Salah pero Stankovic le sacó por arte de magia el balón de los pies cuando iba a apuntillar. Haaland, en una internada por la izquierda, estrelló su disparo en el exterior de la red, pero fue después de que el central Dejan Lovren tuviera que retirarse con molestias, tras hacerlo ya el sábado en Bournemouth, cuando el Liverpool asestó dos goles consecutivos definitivos en apenas un minuto.

El 0-1 lo gestaron dos exjugadores del Salzburgo. Mané, estelar en todo el partido, desbordó y ante la salida de Stankovic picó el balón para que Nabi Keita, de cabeza, marcara a portería vacía (57’). Y en la siguiente jugada el defensa Jérome Onguéné falló en su intento por cortar un balón largo y Salah apareció como una centella para interponerse entre él y Stankovic, al que superó en carrera antes de alojar el balón en la red desde un ángulo imposible (58’). Salah siguió buscando más goles y, aunque no lo logró, acabó ganando su pulso conel hoy desacertado Haaland, que fue sustituido a un cuarto de hora del final y no pudo emular a Cristiano Ronaldo y compartir el récord de haber marcado en los seis partidos de la fase de grupos.

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