No hay duelo más disputado en los 59 años de historia de la Copa de la Liga (rebautizada como Carabao Cup) que el Liverpool-Arsenal. 15 veces se han retado 'reds' y 'gunners', la penúltima en los cuartos de 2007 con un 3-6 para los 'gunners' que coronó a Baptista tras su 'póker'. Una fiesta del gol que se repitió 12 años después... ¡superándose! El Arsenal, que era el último equipo que había anotado cinco dianas bajo The Kop en más de medio siglo, logró una 'manita'... que los 'reds' contestaron con otra en un partido sin defensas. El conjunto de Emery y el de Klopp, plagados de suplente, se dedicaron a golpear y a recibir sin protegerse. Kelleher y Emiliano Martínez vivieron un calvario. Un frenesí realizador cargado de fallos y de golazos que se decidió en los penaltis tras un eléctrico 5-5. El español Ceballos fue el único que falló en la tanda y el Liverpool se metió en cuartos de la Carabao Cup. Una noche de locos en Anfield. De manicomio.
El partido fue una auténtica locura durante los 90 minutos. Los de Klopp se adelantaron en el marcador gracias al gol en propia puerta de Mustafi en el minuto 5. Oxlade-Chamberlain sacó un centro peligroso desde la derecha, y el central alemán despejó a su propia portería antes de que rematase Brewster detrás suyo.
El Arsenal tardó en responder, y el Liverpool pudo incluso poner el segundo gracias a la imprecisión defensiva de un Mustafi que vivió con muchas dudas durante todo el duelo, pero Torreira dio oxigeno y alas a los suyos con el empate en el 19. El uruguayo remató a placer en el área pequeña tras un rechace de Kelleher, que le sacó un tiro a bocajarro a Saka en el punto de penalti después de un buen pase de Özil. A partir de ahí los de Emery fueron creciendo en el partido, sobre todo gracias a un Maitland-Niles que fue un trueno por la derecha. Así llegó el segundo de los ‘gunners’ con una gran jugada del extremo por la banda, que pone el pase de la muerte para Martinelli, pero Van den Berg despeja hacia su propia meta. Kelleher la saca como puede, pero el delantero brasileño estuvo atento al rechace para marcar a placer.
Apenas 10 minutos después, de nuevo Martinelli puso el 1-3 que ilusionó hasta al más pesimista aficionado ‘gunner’. Recuperación de Özil, que le da el balón a Saka, y éste le regala el gol al brasileño que sólo tiene que empujarla. Pero antes del descanso todavía hubo tiempo para otro gol, y de nuevo con Martinelli de protagonista, pero ahora de forma negativa. El delantero derribó a Elliott en el área, y el colegiado señaló penalti. Milner no falló y puso el 2-3 justo antes de encarar los vestuarios.
El Arsenal salió con fuerza en la segunda mitad, y en el 53 fue Maitland-Niles el que puso el 2-4 tras un pase de tacón de Özil procedente de un error clamoroso del propio Milner. El extremo del Arsenal se volvió loco en la celebración, y eso espoleó a un Liverpool que a partir de ahí iba a demostrar su clase. Diez minutos después del gol de Niles, los ‘reds’ ya habían empatado el partido. Primero con un golazo espectacular de Oxlade con un disparo desde fuera del área, y minutos después con otro buen tanto de Origi a la media vuelta que dobló las manos a Martínez.
El Arsenal volvió a reaccionar, y Martinelli estuvo a punto de deshacer de nuevo el empate, pero falló prácticamente sólo a puerta. El que no falló fue Willock, que en el 70 se sacó un misil kilométrico que se coló por la escuadra de Kelleher para firmar el gol del encuentro y un 4-5 que muchos ya daban por definitivo. Y cuando todo parecía que así sería, con un Arsenal que introdujo a Ceballos, Guendouzi y Tierney para controlar el encuentro, llegó el tanto del Liverpool tras unos minutos de acecho a la portería de Martínez. Fue Origi, no podía ser otro, el que en el 94 puso el definitivo empate con un remate de tijera y desató la locura en Anfield.
En la tanda hubo varios golazos y mucha emoción, pero al final decidió el fallo de Ceballos, que con un lanzamiento muy endeble le regaló la parada a Kelleher. Luego el joven Jones tuvo la responsabilidad de chutar el quinto y decisivo, y no le tembló el pulso. Al final otra noche terrorífica para Emery, que queda más señalado que nunca y con un vestuario roto que no ha podido ni saborear una victoria balsámica con una plantilla muy superior a la presentada por Klopp.


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