La Juventus se dejó dos puntos en Copenhague tras empatar un partido que debió haber ganado, pero en el que se estrelló contra Wiland, el portero local. El empate fue un premio excesivo para el Copenhague, que no obstante hizo un primer tiempo meritorio, aunque acabó agarrándose a la excelente actuación del guardameta sueco. El campeón italiano no estuvo cómodo en la primera parte. Tuvo más la pelota, pero Pirlo, bien sujetado, no pudo dominar el juego como le gusta y su equipo lo notó. Jugó a ráfagas, demasiado impreciso y sin encontrar el ritmo. Significativo de su falta de fluidez en ataque fue que el mayor peligro llegó a balón parado. Hasta diez saques de esquina tuvo en el primer tiempo, pero sin fortuna.
Chiellini y Pogba estuvieron muy cerca del gol en dos córner consecutivos, pero Wiland se lució con sendas estiradas de mérito. Fue lo más cerca del gol que estuvo en ese período la Juve, que también avisó en un par de tiros con cierto peligro de Tévez. Si en ataque no estuvo brillante, en defensa el equipo italiano cometió errores impropios de una zaga normalmente muy sólida. Chiellini y Bonucci estuvieron torpes en varias acciones, que el Copenhague no supo aprovechar.
La defensa italiana quedó retratada en el gol. Un saque de falta de Bengtsson que nadie acertó a despejar y que Jorgensen, solo dentro del área pequeña, recogió para fusilar a Buffon. El gol premiaba a un buen Copenhague, que planteó bien el partido, con dos líneas de cuatro juntas, una atención especial para Pirlo y la defensa adelantada para achicar espacios. Agobiado por momentos, el equipo danés también hizo daño cuando tuvo la pelota y supo jugar con criterio, con el costarricense Bolaños como cerebro del equipo, escorado en la banda derecha.
La Juventus salió más incisiva en la segunda parte. Tévez se quedó solo frente a Wiland, que volvió a sacar nota. Dos minutos después, Quagliarella, que no había hecho nada hasta entonces, apareció dentro del área para fusilar un centro raso de Peluso. El gol le dio alas al equipo italiano, que más suelto, empezó a acumular ocasiones, a cada cual más clara, contra un Copenhague que notaba el cansancio y cometía errores en la salida del balón. Lichtsteiner perdonó en una contra, Wiland sacó una buena mano a tiro lejano de Pirlo y Quagliarella cabeceó al larguero. Todo en apenas cinco minutos. El Copenhague aguantó el chaparrón y se tomó un respiro, pero ya no llegaba con la misma frescura que en la primera parte. Un tiro alto tras jugada de Jorgensen fue lo más cerca que estuvo del gol.
Los italianos, que atacaban por ráfagas, volvieron a la carga. Pero chocaron contra Wiland, que salvó dos ocasiones muy claras de Vidal y de Tévez, seguidas por un cabezazo franco de Pogba, notable en la segunda parte, que se fue fuera por poco. El agobio continuó hasta el final. Pero ni Giovinco ni Tévez fueron capaces de batir a Wiland, y el equipo de Conte, como hace un año contra el Nordsjaelland, no pasó del 1-1 en el mismo estadio. El Copenhague, que vive el peor inicio de liga en su historia, celebró el empate como un triunfo, sabedor de que cada punto que pueda sacar en el grupo vale oro.
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