El Atlético de Madrid está en cuartos de final de la Liga de Campeones. Lo hizo tras sufrir y resistir durante 90 minutos, ante un admirable Liverpool que siempre buscó gol. Pero hay que encontrarlo. Y defenderlo. Y fue lo que hizo el conjunto rojiblanco en la prórroga, donde dos goles de Llorente (sí, Llorente) y otro de Morata dieron el pase a los colchoneros.
Salió el Atlético valiente, sin dejarse intimidar por el ambiente de Anfield, con Diego Costa en punta junto a Joao Félix, algo que tampoco sorprendió. Y a los 20 segundos, el luso encontró el desmarque del delantero, pero su disparo se fue fuera. Avisaban los rojiblancos, con Koke en el medio y Saúl por la izquierda para buscar por ahí salida de balón en los saques de Oblak.
Poco a poco, el Liverpool se fue haciendo con el dominio. Wijnaldum remató en el 5’ de cabeza, primer tiro entre los tres palos de los ingleses en toda la eliminatoria. Los de Klopp iban a arreones. Pero cuando llegaban, metían miedo. Lo intentó Salah. Después Alexander-Arnold, y apareció Oblak, como más tarde con Oxlade-Chamberlain.
El Liverpool iba metiendo en su área al Atlético, incapaz de mantener el balón cinco segundos o tres pases. Thomas no daba pausa, perdía casi todos los balones, y el juego en largo era un regalo para los centrales reds. Iba a sufrir el cuadro colchonero. Pero era lo esperando. Y eso que un cabezazo de Felipe estuvo a punto de significar el 0-1. Pero el que sí acertó fue Wijnaldum, con la testa, tras una buena jugada de los locales. Justo antes del descanso, tiempo que ya reclamaba el Atlético, que no pudo mantener el empate. Todo igualado con 45 minutos por delante. Un gol se antojaba fundamental para los rojiblancos antes de empezar. Ahora, ya era vital.
Comenzó la segunda mitad igual que acabó la primera, con el Liverpool apretando. Salah, Mané y Henderson probaron nuevamente al esloveno, de ‘10’ bajo palos pero algo inseguro en los balones aéreos. No esperó más Simeone, que quitó del campo a Costa para meter a Llorente. Tremendo enfado del hispano-brasileño al irse al banquillo. No lo disimuló. Tampoco estaba aportando mucho. Correa pasó al ataque con Joao. Jugar por arriba ya iba a ser complicado sin una referencia, pero Morata calentaba. Lo primero era controlar el medio para poder crecer. Si no, iba a ser imposible.
Salieron de la cueva los colchoneros, con una contra lanzada por Saúl y conducida por Joao, que acabó con un disparo del luso raso que repelió Adrián, al que apenas habían probado hasta el momento. Y luego Saúl quiso sorprender al sevillano desde su campo. No se le fue por mucho. Atrevimiento y mirar al frente. Eso le faltaba al Atlético. Y eso estaba haciendo ahora. Si lo mantuviese en el tiempo...
Fue un espejismo. Porque en otro arreón, el Liverpool volvió al ataque. Cabezazo de Robertson al larguero, disparo de Oxlade, otro de Salah... Acoso y derribo a un equipo, el colchonero, que tampoco era capaz de controlar la medular con cuatro mediocentros. Ni posesión, ni contras. Sólo defender. Y sufrir. Y a todo esto, sólo faltaban 20 minutos para el final. La prórroga ya empezaba a ser un premio para los colchoneros.
Salió Milner en el 81’ por Oxlade-Chamberlain. Más trabajo y experiencia en el medio quiso Klopp. Pero eso no cambió el guion. Seguía sufriendo el Atlético, con Oblak metiendo la enésima mano salvadora para mantener con vida a su equipo. Pedía la campana el cuadro español, arrinconado por su rival. ¡Qué asedio!
Y lo que son las cosas, Saúl marcó en la última acción del choque, pero en fuera de juego. Delirio instantáneo y pasajero de los rojiblancos en Anfield. Quedaba media hora más. Y volvía a jarrear en Liverpool. Se veía más enteros a los reds, pero dar por muerto a este Atlético es una temeridad.
Y como tras el descanso, todo siguió igual. Continuaba buscando el segundo el Liverpool, con un Wijnaldum descomunal y con el tridente, que seguía moviéndose como en el minuto 1. El Atlético, defendía, con Correa y Joao como islas. Y tanto iba el cántaro a la fuente... Otro centro por la derecha. Remate de Firmino de cabeza que se estrella en el palo. Pero el rechace le cae en el pie, para que la empuje sin oposición.
Al Atlético ya no le valía defender. Había que cambiar el plan. Y no le dio tiempo a hacerlo, porque Llorente enganchó un balón en la frontal y lo puso pegado al palo de Adrián. Golazo del madrileño, que metía a los rojiblancos en cuartos... a falta de 20 minutos todavía. Una eternidad.
Joao dijo basta en el 103’. Morata entró en su lugar. En la primera que tuvo, condujo por banda y se la dio a Llorente, en posición de ‘90. ¿Y qué hizo el ‘14’ desde la frontal? Pues regatear y poner el balón en el mismo lugar que diez minutos antes para empatar el encuentro y dar dos goles de ventaja a los colchoneros. 15 minutos tenían los reds para lograrlos, o claudicarían.
Metió Simeone (listo guadándose los cambios para la prórroga) a Giménez por Correa para ayudar en el bombardeo que sería esa segunda mitad. Origi ya estaba en el campo. Y Van Dijk, de delantero centro. Más madera. Pero ya estaba todo el pescado vendido. Así lo quiso Llorente. Y Morata, que hizo el tercero y lo celebró pidiendo perdón a la afición colchonera. El Atlético sufrió. Resistió. Defendió. Y golpeó cuando nadie lo esperaba... y con el que nadie apostaba que lo haría. Así es el fútbol. Así es este equipo.
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