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jueves, 24 de octubre de 2019

Se rompe el maleficio como visitantes


Alex Oxlade-Chamberlain tuvo hoy su día de gloria, una vez superada una grave lesión que le apartó del fútbol durante un año, al marcar los dos goles que encarrilaron el 1-4 del Liverpool en su visita al Genk. El triunfo, además de situarle en segundo lugar del grupo E de la Champions por detrás del Nápoles, permite al campeón de Europa poner fin a su mala racha de resultados fuera de casa en la fase de grupos desde que venciera por 0-7 al Maribor en octubre de 2017. Desde entonces 2 empates y 4 derrotas consecutivas, las 3 de la pasada temporada y la de esta edición en Nápoles (2-0).

Jürgen Klopp pudo contar con su tridente de oro al recuperarse Mohamed Salah de la lesión de tobillo que le impidió jugar el clásico del domingo ante el Manchester United, pero ni él ni Roberto Firmino ni Sadio Mané abrieron el marcador nada más iniciarse el encuentro. Oxlade-Chamberlain, otra de las novedades en el once junto a Dejan Lovren y Naby Keita, tardó apenas dos minutos en marcar con un disparo colocado junto al poste tras ser asistido por Fabinho. El centrocampista inglés no pudo protagonizar un mejor regreso a la Champions desde que el 24 de abril de 2018 sufriera una grave lesión de rodilla en el Liverpool-Roma de semifianles.

Parecía que el Liverpool iba a tener por fin un partido plácido fuera de casa en Europa, pero el Genk le dio más de un susto en la primera parte en sus contadas pero siempre peligrosas aproximaciones a la portería de Alisson Becker. Los belgas descubrieron a Europa que también tienen un tridente que trajo de cabeza por su velocidad y potencia a la defensa ‘red’: el punta tanzano Mbwana Samatta, el mediapunta nigeriano Paul Onuachu y el extremo derecho japonés Junya Ito. Ya en el minuto 5, Samatta se escapó solo en un buen largo, pero no pudo precisar bien el disparo tras su cabalgada y el balón se le fue algo desviado. Poco después Onauchu por fuerza física se plantó ante Alisson, quien puso una mano salvadora.

El Liverpool dominó el balón pero sin crear ocasiones, excepto en el minuto 25, cuando Firmino se inventó un extraordinario pase picado de espuela entre la defensa que dejó solo a Mane, pero Gaëtan Coucke le tapó su remate. La réplica del Genk fue inmediata con un gol de cabeza anulado a Samatta por fuera de juego previo de Ito, quien le puso un centro medido. Este nuevo susto espoleó a los ‘reds’, que en dos minutos tuvieron tres ocasiones en las botas de Salah, con dos remates (uno en un lanzamiento de falta) cerca de los palos, y Andy Robertson, con otro que desvió con un pie Coucke. Antes del descanso Samatta volvió a poner el corazón en un puño a los seguidores del Liverpool al no llegar por los pelos a un centro de Ito.

En la segunda parte la tónica se mantuvo pero los ‘reds’ no dieron ya más concesiones en defensa y sentenciaron el partido con un golazo de bandera de Oxlade-Chamberlain, quien impulsó desde la frontal del área con el exterior del pie derecho un pase retrasado de Firmino y lo colocó en la red tras dar el travesaño (57’). En el último cuarto de hora llegaron tres goles. En una contra del manual de Klopp, Salah puso un balón a Mané, quien picó sobre Coucke (77’). En el 0-4 se intercambiaron los papeles. El senegalés sirvió de espaldas al egipcio, éste aguantó antes de zafarse de dos defensas a la media vuelta y quedarse solo ante el meta belga, al que batió cruzando el balón (87’).

El Genk salvó el honor por medio de Stephen Odey al batir a Alisson a la media vuelta tras buena acción de Dieumerci Ndongala (88’). Un gol que hizo justicia a los méritos del campeón belga en la primera parte antes de rendirse a la demoledora pegada del Liverpool.

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