Tres puntos más para un Liverpool que sigue pegado a la estela del Manchester City. Los reds, con la mente puesta en el partido del próximo martes de Champions, tuvieron que sudar y sufrir ante un Burnley que se les adelantó en la segunda parte.
A Jürgen Klopp se le empezaron a torcer sus planteamientos a mediados del primer tiempo. El alemán, que hizo bastantes rotaciones pensando en el vital partido que el Liverpool tiene ante el Napoli, vio como una de sus piezas importantes, Joe Gomez, se lesionaba pasados los veinte minutos. Gomez, uno de los fijos en los esquemas de Klopp, quedaba KO y tenía que entrar en el lateral derecho Alexander-Arnold, otra pieza importante para los de Anfield. Por lo que respecta a ocasiones el Liverpool disparó más entre los tres palos. La que se podría denominar como la más clara llegó a la media hora con un remate de Van Dijk que Hart atrapó sin demasiados problemas. Pero ya en el tramo final del primer tiempo fueron los clarets los que estuvieron cerca de inaugurar el marcador. De hecho lo consiguieron pero Stuart Attwell señaló fuera de juego justo antes y el tanto de Barnes quedó en nada.
Las cosas se le pusieron cuesta arriba a los de Anfield cuando tras el descanso Cork inauguró el marcador en el área pequeña después de varios rebotes en los que Alisson no pudo atajar el balón. Klopp mandó a Salah y Firmino a calentar para intentar arañar algún punto, pero las cosas empezaron a cambiar a los pocos minutos gracias a un bonito tiro raso al palo largo de Milner que puso el empate en el marcador. Saltaron al campo el egipcio y el brasileño para buscar una remontada que se consumó a los cuatro minutos de estar sobre el verde. Van Dijk, tirándose a por todas, tocó un balón puesto desde una falta lejana al área pequeña para que Firmino, a placer solamente tuviera que poner la bota y hacer el 1-2. Ya en el añadido, el suizo Xerdan Shaqiri volvió a mojar certificando la victoria red en Turf Moor.
0 comentarios:
Publicar un comentario