En la noche de las copas europeas, el Olímpico de Roma recogía el duelo entre Milan y Juventus, o los 90 minutos que separaban a los rossoneri de salvar una pésima temporada de la gloria del doblete para la Vecchia Signora.
Los jugadores de Brocchi estuvieron irreconocibles, en el mejor de los sentidos. Después de una temporada gris en el que solo han podido alcanzar la séptima posición, ganar la Coppa Italia era la última llamada para coger el avión rumbo a la Europa League. Conocedores de su delicada situación, la actitud del Milan durante la primera mitad fue encomiable. Supieron presionar y anular la salida de balón de los bianconeros. Controlaban la posesión, llegaban con más facilidad al área de Neto, pero les seguía faltando el gol. Gracias a Bonaventura, De Sciglio, Bacca, el Milan encadenó 10 tiros a puerta, frente a solo uno de la Juve.
Pasado el descanso y pese a varias ocasiones de los rossoneri, la Juventus comenzó a despertar, a poner en aprietos a Donnarumma. En el minuto 50, la amarilla de Zapata se convirtió en una oportunidad de oro para que Pogba adelantase a la Juve de tiro libre, pero Honda desvió la pelota desde la barrera de cabeza. En el centro del campo, ni Lemina ni Hernanes se compenetraban para dirigir el juego de los bianconeri y el Milan, notablemente cansado, recurrió al 4-4-2 con la entrada de Niang. Nada suficiente para evitar la prórroga.
Al inicio de la prórroga, volvió tanto la buena tónica del Milan como las ocasiones de la Juve, con un milagroso Donnarumma. No obstante, la final la decidió alguien que llevaba todo el partido en el banquillo. A Álvaro Morata, que no ha conseguido ser titular indiscutible, le bastaron dos minutos para decidir el final. A pase de Cuadrado y solo en el segundo palo, el ex madridista dio a la Juventus la Coppa Italia en el 110’.
Por la mínima, la Juventus consiguió el doblete y condenó al Milan a su tercer año consecutivo ausente de competición europea.
0 comentarios:
Publicar un comentario