La Juve cayó derrotada por 2-1 en el Trofeo Berlusconi ante el Milán. Los bianconeros dijeron adiós al trofeo en un primer tiempo horroroso, sin ideas, sin brío, sin ocasiones y sin apenas poner resistencia a los locales.
El Milán se marchó al descanso con una ventaja de dos goles, gracias a dos "golazos" de Boateng y Seedorf. El primero batió a Buffon con un gran derechazo a los diez minutos, sin dejar caer un centro desde la derecha de Abate.
Poco después, a los 23 minutos, Seedorf dejaba "helado" a Buffon con un gran lanzamiento de falta desde la frontal. La Juve no existía, Matri para colmo, tuvo que retirarse cinco minutos antes del descanso, tras un golpe sufrido en un lance y era sustituido por Del Piero.
Destacar el gran partido de Paolo De Ceglie por banda izquierda, demostrando estar ya totalmente recuperado de la lesión que le apartó durante muchos meses la pasada campaña. También Pirlo cuajó un gran partido el día que regresaba a San Siro.
Con la entrada de Del Piero, la Juve empezó a ganar asociación en ataque. Fruto de una gran conexión del capitán bianconero, que sirvió una gran asistencia a Vucinic, llegó el gol de la Juve al cuarto de hora del segundo tiempo.
La Juve rozó el empate en la segunda mitad, donde Vucinic, Del Piero y Pirlo se asociaban constantemente, creando mucho peligro a la defensa rossonera. Vidal jugó 55 minutos y lo hizo de manera notable, "desgastando" a Gatusso y ayudando en el mediocampo a Marchisio, que lo mejor que hizo fue un gran disparo al palo en el primer tiempo. El 8 juventino no cuajó su mejor partido y estuvo impreciso y llegó siempre tarde al balón.
Tampoco Krasic parece que está en su mejor momento. El serbio vive demasiado desconectado durante los partidos últimamente y o espabila o Quagliarella (que jugó los últimos cinco minutos) o Vidal le pueden acabar relegando al banquillo.
Conte no se casa con nadie y espera respuestas de los suyos. Pasquato, que reemplazó a Vidal, aportó frescura al equipo en banda y el entrenador bianconero acabó el partido con Vucinic, Pasquato, Del Piero y Quagliarella en ataque.
Fue la última prueba de la Juve, con vistas al primer partido de campeonato, que salvo huelga debería jugarse el próximo fin de semana. La buena noticia, es que la "leyenda" dice que el que gana el Berlusconi no levanta luego el Scudetto. Así que si la maldición se cumple, las posibilidades de salir campeón para la Juve, aumentan.
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