El sábado Alex Del Piero batió su último record. Una pena que poco después de convertirse, con 283 goles en bianconero, en el italiano más goleador con un mismo equipo, sus compañeros certificasen su incapacidad y prácticamente condenasen a Alex Del Piero a no volver a jugar nunca más un partido de Champions League como jugador. Y hay que decir prácticamente no porque haya que creer en las residuas posibilidades que tiene la Juventus de clasificarse para la próxima edición de la Champions.
Es mejor no pensar en eso. Dejamos una posibilidad en el aire por él, por su rendimiento. Porque nos sorprende. Porque a los 37 años, renovarle el contrato y darle la posibilidad de jugar en el nuevo estadio no es ningún regalo, es la total justicia que hay que hacer por lo que hace en el campo y por lo que aporta a la Juventus. En teoría, la próxima debería ser la última temporada de su carrera. Pero quién sabe, si sigue sintiéndose bien y haciéndolo bien (y de esto hay pocas dudas), igual que este año acompañará a la Juve al nuevo estadio, ¿por qué no podría alargar su carrera para estar con ella en una eventual vuelta a la Champions?
Las estadísticas, que a menudo no dicen nada, sirven para calibrar en este caso la importancia de Del Piero en la Juve, más allá de la edad. No hablamos de sus 672 partidos ni de sus 283, sino de algo más ‘terrenal’: Alex es el segundo jugador que más partidos ha disputado esta temporada con la Juventus, con 41 (sólo le supera Bonucci con 42). En esas 41 presencias ha logrado marcar 10 goles (llegando también a esa cifra en 15 temporadas, algo que nadie ha conseguido), consiguiendo así el record anteriormente comentado: es el máximo goleador de los “fedelissimi”, como dicen allí. Sus dos goles contra el Catania le han permitido superar a Giuseppe Meazza, que con el Inter marcó 282. Le siguen, ya más de lejos, Totti (258 goles con la Roma), Schiavio (253 con el Bologna) y Nordahl (221 con el Milan) en una lista de goleadores bicentenarios con la misma camiseta en la que están además Altobelli, Batistuta y Riva.
Para Alex no pedimos un estadio con su nombre. Lo merecería, sin duda, aprovechando la inaguración de la nueva casa juventina y bautizándola con el nombre del mejor jugador de su historia. Pero ese romanticismo no cabe en este fútbol mercantil. Para él, que ya es el mejor entre los mejores, sólo se pide un simple y banal respeto. Corresponder a todo lo que él ha dado al club, renunciando a muchos títulos tras el descenso de 2006 y aguantando, dando siempre la cara, situaciones límites. No merece firmar un contrato en blanco. No merece jugar en una Juve que sólo puede ser séptima a pesar de Del Piero. ¿Qué pasaría si fuese él quien dijese ‘no’ ahora? Mejor no pensarlo.
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