Tercer Clásico ante el Barcelona y tercer partido que el Real Madrid acaba con diez. Primero fue en Liga donde jugó sin Albiol más de cuarenta minutos. Después, Di María fue expulsado en los instantes finales de la prórroga de la final de Copa y en Champions le tocó a Pepe marcharse antes de tiempo a los vestuarios por culpa de una roja injusta que decantó la balanza del partido y que deja la eliminatoria de cara para el Barcelona. El alemán Stark, que ya perjudicó a los blancos en Lyon en la eliminatoria de octavos, volvió a ser el triste protagonista de la noche.
Aun así, el Real Madrid irá a la Ciudad Condal a buscar la machada. Si por algo se caracteriza este club es por hacer de lo imposible lo posible. Así es el Real Madrid y con ese espíritu irá al Camp Nou a remontar una eliminatoria que para muchos se ha puesto imposible.
Once contra once el Real Madrid plantó cara al Barcelona. La primera mitad se desarrolló bajo los parámetros previsibles. Los madridistas, metidos en su campo, daban metros y balón al Barcelona, buscando una contra, un robo para que Di María y Cristiano se lanzasen sobre la portería de Valdés. Los de Guardiola, previsores, no arriesgaban nada, mantenían la posesión pero tampoco buscaban con claridad la meta de Casillas. Villa y Xavi tuvieron dos ocasiones de gol, pero al asturiano se le marchó el balón fuera y al catalán se la sacó Iker. Un disparo lejano de Cristiano puso en apuros a Valdés, que se quitó el balón de encima como pudo. Así se llegaba al descanso.
En la segunda mitad, Mourinho movió el banquillo. Dejó fuera a Özil y metió a Adebayor buscando un mayor poderío ofensivo y una referencia fija en ataque. Cuando mejor estaba el Real Madrid, cuando más se estaba acercando a la portería de Valdés y cuando más notaba el Barça el agobio blanco surgió la figura de Stark. En el minuto 61’ una entrada de Pepe, que como mucho era amarilla, se convierte, de manera sorprendente, en una roja directa. Una vez más se cumplía la profecía de Mourinho. Tocaba jugar con diez ante el Barcelona. Otra vez.
A partir de ahí, todo cambió. Mourinho fue expulsado también y el Real Madrid se echó atrás intentando mantener su portería a cero. En esas condiciones el empate era un triunfo para el Real Madrid. Pero el Barcelona, que hasta ese momento no se había acercado a puerta, empezó a manejar el tempo del encuentro a su antojo. Y ahí surgió la figura de Messi, que hizo los dos goles para el once de Guardiola. En el primero aprovechó una buena asistencia de Afellay para batir a Iker. 0-1. Los blancos acusaron el golpe. Tiraron de orgullo pero no pudieron ante un equipo que estaba en superioridad. Ya en los instantes finales, Messi hacía el 0-2 en una jugada personal. Así se acababa todo y el primer asalto de esta semifinal de Champions.
Ahora toca ir a Barcelona a intentar la machada. Una pena que un árbitro se convirtiese en el triste protagonista de un partido que el Real Madrid tenía controlado. La expulsión de Pepe cambió el signo de este encuentro y quién sabe si el nombre del futuro campeón de la Champions. Muy triste.
En la segunda mitad, Mourinho movió el banquillo. Dejó fuera a Özil y metió a Adebayor buscando un mayor poderío ofensivo y una referencia fija en ataque. Cuando mejor estaba el Real Madrid, cuando más se estaba acercando a la portería de Valdés y cuando más notaba el Barça el agobio blanco surgió la figura de Stark. En el minuto 61’ una entrada de Pepe, que como mucho era amarilla, se convierte, de manera sorprendente, en una roja directa. Una vez más se cumplía la profecía de Mourinho. Tocaba jugar con diez ante el Barcelona. Otra vez.
A partir de ahí, todo cambió. Mourinho fue expulsado también y el Real Madrid se echó atrás intentando mantener su portería a cero. En esas condiciones el empate era un triunfo para el Real Madrid. Pero el Barcelona, que hasta ese momento no se había acercado a puerta, empezó a manejar el tempo del encuentro a su antojo. Y ahí surgió la figura de Messi, que hizo los dos goles para el once de Guardiola. En el primero aprovechó una buena asistencia de Afellay para batir a Iker. 0-1. Los blancos acusaron el golpe. Tiraron de orgullo pero no pudieron ante un equipo que estaba en superioridad. Ya en los instantes finales, Messi hacía el 0-2 en una jugada personal. Así se acababa todo y el primer asalto de esta semifinal de Champions.
Ahora toca ir a Barcelona a intentar la machada. Una pena que un árbitro se convirtiese en el triste protagonista de un partido que el Real Madrid tenía controlado. La expulsión de Pepe cambió el signo de este encuentro y quién sabe si el nombre del futuro campeón de la Champions. Muy triste.
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