Tras el ciclo más negro de la historia reciente del madridismo, el equipo afronta un mes clave en sus aspiraciones.
La historia de este club entró en uno de sus periodos más negros en el verano de 2003, cuando el Real Madrid galáctico de Figo, Roberto Carlos, Zidane, Beckham, Ronaldo, Raúl y compañía se empezó a descomponer por la salida de dos pilares básicos del madridismo: Fernando Hierro y Vicente del Bosque. Más allá de las razones internas de esta despedida, tanto el central como el técnico constituían una base fundamental de los éxitos recientes del equipo, entre los que se encontraba la Champions, la Supercopa de Europa y la Intercontinental de la temporada del centenario.
Pero todo fue acabar (y ganar) la Liga 2002/2003 para que la institución se viese cubierta por una época de tinieblas. Tres años después, Florentino Pérez se veía obligado a dimitir ante los pésimos resultados del equipo y el timón lo cogía Ramón Calderón. El palentino pudo reconducir medianamente la situación deportiva conquistando un par de Ligas y una Supercopa, pero su pésima gestión del club lo obligó a dimitir a principios de 2009. Boluda de por medio, Pérez se vio en la necesidad de volverse a presentar a la presidencia para recuperar los valores perdidos en su ausencia y con él, el madridismo volvió a atisbar algo de luz.
Año y medio después, tras una insatisfactoria experiencia con Pellegrini, el Real Madrid de Mourinho (sí, probablemente el mejor técnico del mundo y también el más polémico) se encuentra a las puertas del mes de abril. No treinta días cualquiera, sino los treinta días llamados a cambiar el presente, y por tanto la historia reciente, de este club. El luso tiene al equipo a cinco puntos del Barcelona en la Liga pero con el clásico del Bernabéu pendiente, en la final de Copa del Rey ante el propio conjunto blaugrana y con los cuartos de final de la Champions frente al Tottenham a la vista. Lo que es sinónimo de la mejor situación a estas alturas de campaña desde hace once años. Casi nada.
Por ello, abril supone la oportunidad para cerrar este ciclo negro del madridismo. Es el momento de dar un golpe sobre la mesa y volver a recuperar el terreno perdido, iniciando una nueva época de éxitos nacionales e internacionales. De lo que suceda en estos 8 partidos (en el mejor de los casos) dependerá que el Real Madrid deje de conjugarse en pasado para convertirse realmente en presente. Para ello deberá superar a uno de los mejores equipos de la historia, el F.C. Barcelona de Guardiola. Pero como diría el lema publicitario, “Impossible is nothing”. Y menos si se defiende la camiseta del mejor club del Siglo XX.
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