El Liverpool en un partido de pocas florituras venció al Brighton por la vía rápida (1-3) con un doblete de Mohamed Salah y el latigazo de Jordan Henderson en la noche que Virgil Van Dijk cumplió 29 años. Los de Jürgen Klopp, relajados al lograr el ansiado título de la Premier League después de 30 años de sequía salieron al césped del Falmer Stadium con el objetivo de sumar los tres puntos y así poder seguir soñando con batir el récord de los 100 puntos del Manchester City de Pep Guardiola, que barrió al Newcastle por 5-0 en la tarde del miércoles.
El Liverpool ya comenzó con el pie en el acelerador desde el principio. En el minuto 5’ Mohamed Salah puso el primero (1-0) en el marcador en un abrir y cerrar de ojos tras un error en la salida de la pelota del Brighton. Recuperación de Nabil Keita, siempre bien colocado en el campo, para luego filtrar un pase medido hacia el egipcio que con la zurda batió sin problemas al meta Mathew Ryan. No fue el último de los ‘red’, ya que dos minutos más tarde el capitán Jordan Henderson logró un tanto de ‘crack’ tras un latigazo imparable desde fuera del área. Un 2-0 que parecía anticipar una goleada mayúscula. Pero si de algo tiene el fútbol y en concreto en la Premier League son las sorpresas. El Brighton, en un arrebato de orgullo, recortó distancias tras una magnífica jugada iniciada por el lateral Lampey, que puso un gran centro para el posterior remate de semi volea del delantero Leandro Trossard justo al filo del descanso (44’). Un tanto que llegó por la relajación ‘red’ tras firmar dos tantos casi seguidos.
En la reanudación el defensor del Brighton Dan Burn puso el miedo en el cuerpo al Liverpool en el 59’ en una jugada donde el central quedó completamente solo para rematar a portería pero que incomprensiblemente falló un gol cantado ante un Alisson Becker que ya estaba vencido. Sin embargo, las esperanzas de los locales quedaron enterradas al ver cómo en un centro de córner Mohamed Salah remataba solo al primer palo para certificar su segundo y definitivo del partido (1-3). Victoria plácida de un Liverpool que con poco te ‘mata’.
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