viernes, 18 de agosto de 2017

Tradicional jornada de emociones


Eran 4.800 y a los 5 minutos del segundo tiempo no se pudieron resistir: así se desató la invasión de campo de los aficionados, que en cualquier caso es una tradición consolidada en la presencia veraniega de la Juventus en Villar Perosa, lo que hace que el partido entre el primer equipo y la Primavera haya terminado en un único y enorme, abrazo colectivo.

Así ha terminado el rito que cada año en Val Chisone celebra y fortalece la unión entre la Juventus y su gente y que, como cada año, ha respetado de manera fiel la ceremonia. Desde la visita del equipo a Villa Agnelli, a los miles de personas a la espera de un autógrafo o de una foto, desde la visita de las copas del Scudetto y de la Coppa Italia, al pitido inicial del amistoso. Un duelo en familia que da la ocasión de ver de cerca en acción a los nuevos fichajes como Bernardeschi, mediapunta entre Cuadrado y Sturaro por detrás de Mandzukic, o Bentancur, director de juego junto a Marchisio, o de nuevo a De Sciglio, desplegado en la línea defensiva con Benatia, Rugani y Asamoah, o Szczesny, que tras un cuarto de hora de juego sustituyó a Buffon haciendo su debut como bianconero.

Fue Bernardeschi quien realizó el primer tiro a puerta, un zurdazo que Del Favero envió a córner. El ambiente de fiesta sólo tuvo influencia en el partido de manera parcial, pudiendo los hombres de Allegri probar mecanismos ante un rival ordenado y motivado, como lo es la Primavera de Dal Canto. La mejor ocasión fue el cabezazo al palo de Mandzukic en el veinte tras un centro de De Sciglio. Diez minutos después llegó el disparo al larguero de Higuaín, que entró a la media hora con el carrusel de cambios de Allegri.

En la segunda parte hubo el tiempo justo para los cambios de Dal Canto, los dos disparos fuera de Douglas Costa y Dybala, y para que saltara el primer aficionado, seguido de otros tantos miles. La invasión comenzaba, el partido terminaba. Pero la fiesta continúa...

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