El equipo blanco jugó en Bilbao como si le fuera la vida en ello y demostró que el orgullo de esta plantilla no tiene límites. Con una alineación plagada de novedades Mourinho demostró que tiene fondo de armario para las tres competiciones. 0-3 en San Mamés ante un rival que siempre fue a remolque y al que se le atragantó la lección táctica planteada por el técnico portugués. El Real Madrid se lució en un San Mamés que se quedó mudo viendo la exhibición blanca.
Sorprendió Mourinho de entrada con un once plagado de cambios. Con Higuaín como hombre en punta y con Kaká y Granero en el centro del campo, además del apoyo de Pepe en esa demarcación. Esta alineación debió de sorprender, y mucho, a Caparrós, que asistió atónito en el banquillo al recital blanco en la primera mitad. En el 13’ Di María se interna en el área, Iraizoz, precipitado en su salida, derriba al argentino. Penalti claro. Kaká, con tranquilidad bate al meta vasco y 0-1 en el marcador. El Athletic, sobreexcitado, acusó el golpe. Con una fragilidad defensiva impropia, Kaká y Di María creaban mucho peligro y campaban a sus anchas. Los blancos pudieron sentenciar antes del descanso por medio de Higuaín, pero no hubo fortuna.
La segunda mitad se inició con la misma intensidad por parte de ambos equipos. El Athletic ajustó su defensa e intentó meter al Real Madrid dentro de su área. Los blancos, sólidos en defensa y con Llorente perfectamente controlado, buscaban la espalda de la defensa rojiblanca gracias a la velocidad de Di María y a la calidad de un recuperado Kaká. En el 57’ Di María vuelve a ser objeto de penalti. Y, de nuevo, Kaká marca y hace el 0-2. Ahí se acabó el partido.
A partir de ahí, Mourinho comenzó a mover sus piezas. La primera, Cristiano. El portugués sustituía a un voluntarioso Higuaín que sigue cumpliendo los plazos en su puesta a punto. A los ocho minutos de estar sobre el césped, CR7 se escapa en velocidad, se interna en el área, quiebra a San José y bate con total tranquilidad a Iraizoz. 0-3 y San Mamés se queda mudo. Golazo de Cristiano, que ya suma 28 goles en Liga y confirma que su recuperación física es un hecho.
A partir de ahí, el Real Madrid se dedicó a controlar el partido y a economizar energías de cara a lo que se le avecina la próxima semana. El Athletic, frustrado, se estrellaba una y otra vez en la defensa blanca y Casillas vivía uno de sus partidos más plácidos en San Mamés. Así se llegó al final. Ahora toca pensar en el partido del miércoles en Londres ante el Tottenham en Champions y en el Clásico del sábado.
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